domingo, 11 de noviembre de 2012

Peones azucareros



Peonaje y rebeldía en el mundo rural azucarero. Aproximaciones e interpretación acerca de las modalidades de resistencia de los trabajadores del azúcar, Tucumán 1896-1904[1]
Pedro García Posse (UNLP)

Palabras claves: peones, rebeldía, ingenios, industria azucarera, Tucumán

“(...) fustigó á los patrones por su falta de humanidad para con los obreros. Relató lo que pasa en algunos ingenios de esta Provincia, donde el cepo y el látigo sirven como instrumentos de tortura.” R. P. Villalba, 1903 
“A los campesinos criollos. (…) ¿Quién transformó las hermosas praderas de Tucumán en inmensos campos de azúcar (…)?”. Constante Galletti, propagandista de la UGT, 1904

Abstract / Resumen
El objetivo de este trabajo es exponer, explicar y analizar las diversas modalidades de resistencia y lucha social de los peones de ingenio y del surco cañero, en una provincia con especialización azucarera.
El período de estudio que se abordará es desde la derogación de la ley de conchabos en 1896, hasta 1904, año en que se dispara un proceso de movilización social de vastos alcances en el mundo cañero tucumano.
Este trabajo pretende mostrar la forma de vida de los trabajadores de ingenio y de fincas cañeras, y su resistencia al dominio del ingenio y de otros actores relacionados al mundo del azúcar. Su lucha será planteada para cambiar sus condiciones de vida y de trabajo.
La sociedad tucumana, ya no verá con estupor, la llegada de hombres engrillados a la provincia, prófugos de los ingenios y de haciendas cañeras. Eso, ya había quedado atrás, con la finalización de la normativa coactiva. Pero, el mundo azucarero, se volverá hacia su interior, y los barones del azúcar se debatirán entre mejorar las condiciones de los trabajadores o mantener los viejos usos y costumbres.
Si todo estaba bien, como lo sostenían algunos representantes cerriles de esa aristocracia, ¿por qué se producían acciones de protesta de los obreros?
¿Qué incidencias tuvieron el catolicismo social, el anarquismo, el socialismo y la corriente liberal del gobierno en la(s) huelga(s) de 1904? ¿Qué hechos se concatenaron para que estallara la gran huelga de 1904, en esas usinas? ¿Cuáles fueron las acciones del dirigente de la Unión General del Trabajo (U.G.T.) Adrián Patroni y de Manuel F. Villarpando (gráfico de Tucumán) en la conducción gremial de aquellos trabajadores azucareros?
¿Cuáles fueron las respuestas de los industriales, y de la clase política ante esta agitación obrera?
¿Cómo fue el desenvolvimiento de este amplio conflicto social?
Y finalmente: ¿a qué razones se debió la fuerza y el éxito de ese vasto movimiento social, que por primera vez, pudo arrancarles a los potentados, un mejoramiento general de sus condiciones materiales?
Hacia estos y otros planteos, esta ponencia desea acercar respuestas, algunas de carácter hipotético, para reflexionar acerca de situaciones que marcaron a fuego, el alma del peón de ingenio y del cerco[2]. Y que en una lucha desigual, peleó por su dignidad, frente al enorme poder de la sacarocracia.
Este artículo, está basado principalmente en las lecturas del diario tucumano El Orden, y el periódico socialista La Vanguardia, La Prensa, Junto a la consulta de otras fuentes primarias, trabajos académicos y bibliografía especializada.

Introducción
La cuestión social de Tucumán en el período de entresiglos (XIX-XX), fue tratada por varios intelectuales de la época, que estaban preocupados por la vigencia de la normativa coercitiva –ley de conchabos-, o la consideraban como una ley moralizante y necesaria. Posteriormente, después de su derogación en 1896, el Estado nacional se involucró ante la vitalidad del movimiento anarquista, en las condiciones materiales del trabajador azucarero, intentando con el proyecto de legislación laboral del ministro J. V. González, bloquear sus acciones junto a la política represiva ya legislada. Luego, a partir de 1904, estallaron las huelgas tan temidas por la aristocracia azucarera en la provincia norteña. Este es el período que se analizará en esta ponencia.
 Si nos remitimos a fuentes de la época, se ocuparon en esa provincia de la cuestión social azucarera, a partir de la década de 1890: intelectuales, técnicos, políticos, miembros del clero y gremialistas.[3] En esos años de alta conflictividad social, Adrián Patroni realizó una crónica pormenorizada y vívida de la huelga de junio de 1904 y de otros momentos de esa agitación obrera en distintos diarios y periódicos[4].
Entre los años 1960-1980, la ciencia histórica se nutrió de la colaboración de  especialistas de distintas disciplinas: sociólogos, economistas y geógrafos, que junto a historiadores, ayudaron con sus perspectivas de análisis, a mejorar el estudio de una provincia con especialización azucarera.[5]
La historiografía de la conflictividad social, y de las condiciones materiales de los trabajadores azucareros para el período 1876-1930, surge con investigadores enrolados en los lineamientos de la historia social y regional.[6]

Comenzando a discutir la cuestión social “azucarera” y tensión en el mundo cañero (1896-1903). Planteo del problema
El tema de la ley de conchabos, su crisis y derogación (1896) ha sido suficientemente tratado en los trabajos de Daniel Campi[7]. El problema es que esa normativa laboral, no fue reemplazada por ninguna otra, debido a que la élite azucarera mantenía diferentes posiciones. Existía un sector, que quería que se creara una ley que penara la vagancia,[8] pero ese proyecto nunca llegó a materializarse. Por el momento, a los industriales sólo les interesaba el negocio azucarero, y se opusieran a tratar una legislación laboral tanto en la Legislatura como en el Congreso –también la U.I.A.-, aunque algunos manifestaran cierta preocupación por el buen trato del obrero[9].
Y el asunto del trabajo libre, es un tema a investigar e interpretar, centralizado en los cambios y permanencias en el mundo del trabajo azucarero. En principio, todo estaba a favor de los intereses de los industriales. En consecuencia, cada ingenio tucumano, estableció sus propias normas de trabajo, inclusive redactando sus reglamentos como fue el caso del ingenio Bella Vista (1905)[10].
El Estado, intentaba ingresar en los fueros del ingenio, a través del control de enfermedades y de obligarlos a construir pozos de agua potable para los peones[11]. Pero a lo largo del trabajo se verá que muchas cuestiones “sensibles” se les escaparon o directamente no eran visibles, por formar parte, los miembros del gobierno de la aristocracia azucarera. Es una posibilidad que los ingenios del departamento de Cruz Alta, al estar tan cerca del centro de poder fueran permeables en la mayoría de los casos a una supervisión del gobierno provincial, pero en los usinas del sur, su lejanía, su casi aislamiento, sería un factor de independencia con respecto a la esfera estatal, a pesar de las  relaciones familiares y políticas que mantuviesen y peor, si pertenecieran a la oposición política (Unión Popular).
El Partido Socialista –fundado en 1896-, realizaba “giras de propaganda” por el interior. Esos propagandistas socialistas fueron: Adrián Patroni (1896 y 1903), el dirigente socialista Nicolás Repetto (1901), el diputado socialista italiano Dino Rondani; o el anarquista italiano Pietro Gori; y el debate entre ambas corrientes ideológicas, se extendió a casi todo el país. Ya Patroni[12], escribió en 1896, el primer libro sobre la situación de los trabajadores argentinos, refiriéndose también a la condición de los peones azucareros, en donde condenaba la ley de conchabos, y desconfiaba de su derogación (1896), porque “seguiría con otro nombre”[13].
El gobernador roquista Lucas Córdoba -que había abolido esa normativa coercitiva en el año 1896-, ante otra crisis de superproducción azucarera, se vuelca a salvar a la industria, a través de una legislación limitativa de la producción 1902-1903. Este tema, está ampliamente tratado por María Celia Bravo[14], el resultado es que provocó el quiebre del frente azucarero -que lo sostenía- y la declaración de inconstitucionalidad por parte de la Corte Suprema de Justicia. Además se produjo una reducción de la mano de obra en los ingenios y fincas cañeras, una lucha por la subsistencia por parte de estos actores sociales, y, un recrudecimiento de abusos por parte de los patrones, temas reflejados en la páginas del diario tucumano El Orden (años1902-1903).
¿Qué harían esos nuevos desocupados para subsistir? ¿Aceptarían el envilecimiento de sus condiciones de trabajo por parte algunos de ingenios, cañeros y contratistas? Y los cañeros chicos, que no podían ubicar su pequeña producción: ¿cómo subsistirían?, ¿intentarían también ingresar como peones de ingenio?, ¿cómo mano de obra barata?  ¿Estarían indefensos frente al poder de los señores del azúcar? ¿Cuáles serían las respuestas de los trabajadores azucareros ante estas afligentes circunstancias?
En la Argentina de entresiglos venía aumentando la conflictividad social, sobre todo en ciudades- puertos como Buenos Aires y Rosario, teniendo sus réplicas de distinta intensidad en las ciudades del interior. Rosario, fue bautizada como la Barcelona argentina[15], donde las acciones del anarquismo eran continuas y muy violentas contra el régimen roquista, y éste respondía con desmesura, provocando heridos y víctimas fatales. Posiblemente, estos ataques al Estado y a los “poderosos”, influyó en los espíritus de los peones del norte que trabajaban en los ingenios tucumanos, junto a las giras de propagandistas socialistas[16].
También, se produjo una conjunción de discursos a favor de la dignidad social, en aquélla provincia. Ejemplo de ello, fueron las conferencias del R.P. Fray Salvador Villalba[17] en San Miguel de Tucumán, y por otros miembros del catolicismo social, que querían cambios rápidos o progresivos en la condiciones materiales del trabajador, para evitar una posible “insurgencia” de los trabajadores azucareros.
La insatisfacción obrera, fue provocando distintos conflictos. Por ejemplo, en 1901 en el ingenio Concepción (Cruz Alta) se retiraron los obreros, y luego se produce un combate entre 50 peones y la policía, con un saldo de heridos y detenidos. Los peones estaban armados con cuchillas, palos y piedras. Se enfrentaron a los empleados administrativos y policía que tenían revólveres y máuseres[18]
El caso paradigmático, fue el ingenio El Paraíso de los Sres. García, que debía abonar el jornal de seis meses a sus obreros, y cultivadores (en las plantaciones trabajaban 500 peones). El reclamo de pago fue respondido por parte de la administración: “(…) con aplicar feroz paliza a los que siguieran molestándoles (…)”[19]  Ante esta respuesta inusitada, el día 30 de abril,  cerca de 80 peones con varios mecánicos al frente, se movilizaron hacia la casa particular de los dueños, en la ciudad de San Miguel de Tucumán. García, ante esa manifestación, se negó a pagarles lo que les correspondía, e incluso los amenazó. La zafra había terminado, y sin dinero, algunos peones, fueron asilados en el Centro Cosmopolita de la capital tucumana, y otros vagaban por las calles de la ciudad.[20]
Otro caso indignante, fue el que sucedió en el ingenio El Manantial de Mr. Hill, en 1902. Allí tanto Guillermo Hill como su hijo Federico, apalearon a un colono que venía a reclamar lo suyo[21], hecho denunciado por el periódico La Vanguardia.
Esos maltratos fueron denunciados sin ambages por el R.P. Fray S. Villalba, en sus ya famosas conferencias, en distintos centros obreros y también en la Sociedad Sarmiento. Este sacerdote, apartado del clero que apoyaba a los industriales, preanunció que iba a suceder un “estallido social” por esas violaciones a los derechos del ser humano, en el año 1903.
Además, el diario El Orden, describía que: “(…) la campaña se encuentra asolada y el pequeño comercio muerto (…). Miseria de los pequeños cultivadores y el hambre de los peones de ingenio”[22] Y que eran maltratados los empleados de los ingenios y plantaciones de caña.[23] Además el diario La Nación en un informe describe con crudeza las condiciones de vida de los peones:
“Cuartos pequeñísimos (…), donde hacinados viven hombres, mujeres y criaturas en vergonzosa promiscuidad, cuando en vez de cuartos de ladrillos (no) poseen solamente un rancho de paja o de hoja de caña, (…). Las personas que hayan visitado algún establecimiento en estado de cosecha habrán podido ver el miserable estado de vestimenta de esta pobre gente, lo que unido a la mala vivienda y peor comida (…)”[24].
Quizá un acto de resistencia contra los dueños del ingenio Los Ralos, sociedad Avellaneda y Terán, fueron las llamas que se produjeron a las 4 a.m. y que arrojaron pérdidas de 10 a 11 mil pesos, señalando su administrador y socio Belisario Terán, que la fábrica no estaba asegurada[25].
A pocos días del posible atentado, exclamaba El Orden: “Estamos en plena actividad de trabajo. Las chimeneas de treinta ingenios arrojan gruesas columnas de humo durante las 24 horas del día (…)”[26]  Esa muestra de pujanza y poderío de los potentados, contrastaba obsenamente con la realidad social del trabajador de ingenio y de cerco.
En conclusión, es en el año 1903 en que estalla en Tucumán, la “cuestión obrera”. Distintos actores comenzaron a debatir esa problemática postergada desde 1896. La tribuna será la Sociedad Sarmiento en San Miguel de Tucumán. Y se discutirá con ardor desde los diarios provinciales y nacionales. Célebres fueron las conferencias del Padre Federico Grote y la réplica del escritor Jaimes Freyre[27]. No debemos olvidar la “sensibilidad” del gobierno tucumano ante las denuncias que se hicieran desde los medios metropolitanos sobre la problemática social. Y es llamativo el espíritu combativo del un miembro del clero como Padre Villalba que se enfrentó también al poder eclesiástico que siempre estaba del lado de los industriales[28].
Preocupado el Estado roquista por la extensión de la violencia anarquista -que estaba desestabilizando el modelo agro-exportador- aceptó la incorporación del ala liberal[29] a su gobierno. Tal el caso del ministro Joaquín V. González, que a pesar de sostener la expulsión de los anarquistas[30], intentó bloquear su acción  a través de un proyecto de legislación laboral, en donde se introducían algunos cambios en el mundo laboral. Dicho proyecto fue escrito por varios socialistas: Lugones, Storni, Bialet-Massé y otros[31] … Y si bien fue rechazado en forma tajante, por el anarquismo, el Partido Socialista, y los industriales (U.I.A.), no coincidió con esta opinión, el diputado socialista Alfredo Palacios, que mantenía una buena relación con el roquismo[32].
Se puede señalar, que este proyecto se apoyó, en el caso de la situación de los ingenios tucumanos, en las visitas que el inspector Juan Bialet-Massé realizó a Tucumán, posiblemente después de marzo y durante el mes de agosto del año 1904; y que estudió in situ el desenvolvimiento de  propia industria azucarera, tanto en la fases industrial como en la socio-laboral. En el año anterior (1903) el Ministerio de Industria y Comercio, había enviado una planilla a todos los ingenios para relevar, las condiciones de trabajo y de qué manera funcionaban los ingenios. Sabiendo que los iban a inspeccionar, desde distintas reparticiones del gobierno, la respuesta de los ingenios, fue pintar las fábricas y blanquear las casas de los obreros, como se aprecia en las fotografías del Informe de Bialet-Masse[33]. Ya estaba concluyendo su célebre investigación. Se debe destacar, que en dicho Informe, se aprecia dos momentos: uno referido, al tomar contacto con la deplorable realidad social del peón, en donde este inspector nacional, en un rapto de furia exclama: que “con dos huelgas se arregla todo”[34] ¿Qué hechos  habían molestado sobremanera: las condiciones de vida del trabajador azucarero, las “rancherías” –cuya fotografía es lejana y difusa, ocultadas con polvo, la verdad lacerante.
Como se aprecia, para el Estado nacional, era una preocupación disminuir y controlar la combatividad anarquista, que provocaba sacudimientos en la administración conservadora. Y los industriales veían con preocupación, la extensión del anarquismo hacia la franja azucarera. Porque, las condiciones indignas de los trabajadores y sus familias, facilitarían la captación de los mismos[35].
En consecuencia, Tucumán, se convirtió en una ardorosa tribuna política, en donde confluyeron protagonistas con diferentes cosmovisiones políticas y sociales, pero que coincidían en el diagnóstico social, sobre de los sectores subalternos de la agroindustria azucarera, tales como: el Padre Villalba, Juan Bialet-Massé,  Adrián Patroni, Juan Alsina y otros.  
A continuación, mencionaremos las condiciones materiales de los peones azucareros, y esta trascendental cuestión, como elemento recurrente de tensión social. ¿Por qué? Las causas pues, abarcan todo el abanico de las cuestiones social y obrera: bajos salarios, largas y extenuantes jornadas de labor (14-16 horas), pobres viviendas, raciones de mala calidad, maltrato al trabajador, condiciones inseguras en la fábrica que provocaba accidentes de trabajo, también trabajo de menores y mujeres en condiciones similares a los varones, ausencia de higiene en las viviendas, precariedad de las viviendas, nula o baja protección y asistencia al obrero por parte del ingenio, mala vestimenta del peón y familia … Junto al vale de ingenio y la existencia de la proveeduría del mismo, que recargaba los precios de los artículos de primera necesidad, debiendo los peones comprar en los mismos, o para canjear los vales o por obligación expresa de la fábrica.  Muchos de estos tópicos están tratados en el Informe de Bialet-Massé que tuvo una primera estadía en marzo/abril de 1904 y debido a que varios ingenios no le permitieron la visita, volvió en el mes de agosto. Y agrega: que existían peones santiagueños quichua-parlantes, pocos con instrucción primaria, elevada presencia del alcoholismo muchas veces fomentado por los pulperos socios del ingenio, también habían extranjeros que no hablaban castellano[36]. La presencia del alcohol llevaba a continuos hechos de sangre, y accidentes, como se aprecia de la lectura de los diarios de la época[37].
 Toda la cuestión social azucarera emergerá con avasallante crudeza, durante la huelga de junio de 1904.

Junio de 1904; ¡Viva la huelga![38]

Durante el mes de junio de 1904, se empezaron a producir en los ingenios del departamento de Cruz Alta, amagues de huelga[39]. Y los peones del ingenio San Miguel propiedad de los Sres. Bustamante, decidieron conformar una Sociedad de Resistencia y Mutual en la casa de Santiago Cardozo (h). Este era un cañero, se presume acreedor del ingenio, que tenía pulpería cercana a dicha fábrica. La constitución de este gremio, incomodó a Francisco Bustamante, que convocó a la policía del lugar para reprimir a esa sociedad obrera. El 10 de junio, fueron atacados a sablazos por los policías a caballo y tiros de mauser; los peones huyeron hacia el cañaveral para salvarse de tal golpiza. Esta “salvaje” y generalizada represión policial dirigida por los comisarios Sayago y Pérez[40], provocó la reacción de muchos de los trabajadores de los otros ingenios del departamento de Cruz Alta, que en acto de indignación y solidaridad, abandonaron los lugares de trabajo.
Ante la magnitud y profundidad del conflicto, fue convocado por los socialistas, -que formaban parte del Centro Cosmopolita de Trabajadores (CCT) de la provincia-, Adrián Patroni[41], uno de los dirigentes más importantes de la recientemente creada UGT (Unión General de Trabajadores). Y allí comenzaría otra historia.
¿Con qué se encontró Patroni? ¿Cuál fue su percepción del problema gremial y del estado de la clase trabajadora vinculada a la producción azucarera? En primer lugar, los obreros no estaban organizados, con excepción del ingenio San Miguel, que en los primeros días de junio de ese año, habían constituido una sociedad de resistencia. Y observó directamente, cómo vivía esa gente y en qué condiciones trabajaba[42], y que reflejará como corresponsal de La Vanguardia, entre otros medios.
La generalización del conflicto en los ingenios del departamento de Cruz Alta, en donde existía una gran concentración industrial -12 ingenios-, era más una reacción a la represión policial, que parte de un programa orgánico de demandas sociales. Aunque, algunos trabajadores eran permeables al anarquismo, pero sin una activa militancia, tampoco se encontraban militantes socialistas en los ingenios y en el surco. No existiendo líderes del propio sector azucarero, los socialistas acercaron a sus principales dirigentes nacionales, como el caso de Patroni –pintor letrista, polemista y escritor- y otros que realizaban viajes de proselitismo por el interior (caso Torcuato Gatica, por ejemplo). Y en el medio local, Manuel F. Villarpando –tipógrafo- que ocupaba el cargo de secretario de la CCT en la capital tucumana, y que era dirigente de la Unión Tipográfica local; y otros que se foguearon en ese amplio movimiento social. Concluyendo, todos esos dirigentes, la mayoría ajenos a la vida cañera, construyeron el gremialismo azucarero junto a la firme voluntad de los peones, que lucharon, por la legitimidad de sus reclamos sociales. 
Los ingenios se podrían agrupar en tres zonas. En San Miguel de Tucumán: Amalia, San Felipe y El Manantial, que son pequeñas fábricas Cruz Alta: en donde funcionan 12 ingenios y el sur tucumano donde estaban radicadas 9 fábricas. En total 25 ingenios.
El gobernador Lucas Córdoba, era amigo de varios industriales y grandes cañeros, que también eran representantes en la Legislatura y algunos como legisladores en el Congreso. Desde el comienzo de la huelga se apreciará una división entre los dueños de ingenios. Se podría armar tres grupos, que irán cambiando su constitución con el decurso de la huelga: los conciliadores, los conservadores y “los ultra-conservadores”. Entre esos últimos, se encuentran los dueños y administradores del San Miguel (Cruz Alta, inicio del conflicto), y en  el sur: La Providencia (Río Seco, Monteros), Santa Rosa (Rougés), Santa Ana (Hileret), y el más lejano La Invernada en el departamento de Graneros. ¿Quiénes eran los industriales y cañeros grandes –podrían existir otros actores azucareros opuestos al cambio social-, que se resistían a acordar modificaciones en las condiciones materiales de los trabajadores?, porque consideraban como dijo Melchor Bustamante (San Miguel): “que no hay nada que cambiar”[43].
Patroni y Villarpando por distintos medios de transporte –auto, tren o a caballo, se movieron por la provincia, muchas veces arriesgando sus vidas ante posibles amenazas de algunos industriales[44]. Porque eran muchos los ingenios a recorrer, y las reuniones y asambleas se multiplicaban por todo el medio rural. Sin olvidar los continuos viajes a San Miguel de Tucumán, en donde residía el gobernador Lucas Córdoba, y además funcionaban tres fábricas (Amalia, San Felipe y El Manantial).
La huelga se había extendido por todo el territorio provincial, y muchas usinas, ante la falta de brazos, se vieron obligadas a detener la molienda de caña. Durante tres semanas los peones vivieron una mezcla de tensión y alegría por poder pelear por sus derechos postergados; y fastidio y dramatismo desde el sector patronal, por las posibilidades ciertas de que no se pudiera moler la caña, entre otros efectos negativos.
Existieron muchas negociaciones, pero la mayoría de los propietarios de ingenios, argumentaba que no podían realizar concesiones de manera particular, como también se lo señalaron en Buenos Aires a Patroni, los directivos del Centro Azucarero. Se buscaba una solución equitativa, y los del ingenio El Paraíso, acercaron una solución conveniente (45 pesos mensuales sin ración).[45]
 Los trabajos de resistencia se habían extendido por toda la provincia. Había reuniones en casas particulares donde después se fundarían centros obreros: Pérez, Los García … Hubo problemas entre la policía y los peones en el ingenio Lastenia.[46]
Finalmente el día 27 de junio, llegó la solución definitiva. En el despacho del gobernador Lucas Córdoba[47], se reunieron: el industrial Alfredo Guzmán (ingenio Concepción) representante de los industriales de Cruz Alta y Adrián Patroni (delegado de la UGT), en representación de los peones de aquellos ingenios. Actuando como garante el mismo gobernador. Y se resolvió lo siguiente:
a)    Aceptar las disposiciones de la ley nacional de trabajo en la parte pertinente a los “consejos de conciliación”, a fin de dar solución al conflicto
b)    Quedó fijado como sueldo de los obreros un mínimo de 43 pesos mensuales, sin alimentación (ración), pagaderos en billetes en forma quincenal, importando un aumento de 9 pesos
c)    Desde mañana [28 de junio] se reanudará el trabajo en Cruz Alta.
d)    Esta solución se espera que la “aceptarán los industriales” del resto de la provincia[48]
Ese vasto movimiento obrero, porque involucró a la mayoría de los trabajadores del azúcar, no finalizó con el convenio del 27 de junio. El acuerdo, recordemos, fue sólo extensivo para el departamento de Cruz Alta, y el ingenio San Felipe de la capital, no se adhirió a ese convenio. Pero en el sur, los peones solicitaron iguales condiciones que sus compañeros, y ante la negativa de los industriales, empezó la huelga y se extendió por Famaillá, Monteros, y los demás departamentos sureños. Por ejemplo en los ingenios: de la Azucarera Argentina, Trinidad (C.A.T.), Nueva Baviera (C.A.T.) y Corona de Concepción entre otros. Los administradores de estas tres últimas fábricas, aceptaron las condiciones de la mediación Patroni, que era avenirse a lo firmado en el convenio. También lo aceptó el ingenio San Felipe de la capital. Carlos Rougés socio-administrador del ingenio Santa Rosa de Monteros, no quiso tratar con el delegado de la UGT, y debió suspender la molienda por falta de brazos[49].
El delegado Patroni, se quedó unos días más en el sur, mientras esperaba la aceptación de las condiciones del convenio firmado en Casa de Gobierno –el pasado 27 de junio- por los industriales sureños. La Prensa, veía una “explotación oficialista” del conflicto y acusaba al gobernador de “fomentar las huelgas”[50]. Ya se sabía del enfrentamiento de varios de los dueños de esas usinas, con la administración Córdoba, y que habían fundado la Unión Popular.[51] 
Ante la postura negativa de Rougés, a realizar las mejoras salariales, y otras, contenidas en el convenio, los peones del Santa Rosa se trasladaron a la estación de Monteros a ver a Patroni[52].
Patroni, inició también gestiones ante los industriales de Cruz Alta, para que fuesen incorporados al acuerdo ya firmado, los peladores de caña que no habían sido incluidos. Y además, los cinco ingenios de la C.A.T. les pagarían un peso por cada 1.000 kilos de caña en buen estado.
También el ingenio La Providencia de Río Seco, entró en huelga y hacia allí se dirigió el delegado de la UGT, junto a Lizárraga que colaboraba en las tareas de propaganda[53]. J. P. Moyano, administrador de esta usina, se negó a tratar con el delegado Lizárraga, que junto a otros peones fueron expulsados del predio. La policía se negó a reprimir a los huelguistas por orden general del gobernador, y Moyano se ufanó con las siguientes expresiones: “(…) poniendo un agente para que presenciara la forma en que deseamos ejercitar el derecho de legítima defensa (sic), pues no podemos consentir que media docena de intrusos, vengan a impedir el trabajo honrado de 900 á mil peones que tiene el ingenio. Por la noche se produjo un violento incidente, en donde el personal superior de la fábrica repelió a balazos a cinco personas. Como resultado, la policía detuvo a dicho personal y hubo tres incomunicados.”[54]
Finalmente: ¿cuáles fueron las banderas de lucha de esas inolvidables jornadas de junio? Se luchó para mejorar las remuneraciones, la eliminación de la ración generalmente de mala calidad; contra el vale de ingenio que era una ficha o cartón con su sello y que sólo se podía utilizar en la propia proveeduría del mismo; que el pago fuera en moneda nacional y de manera quincenal. La llegada del gremialismo socialista al medio rural que es un logro poco analizado, pero no se debe olvidar que existió una colaboración de militantes anarquistas, que también luchaban por mejorar las condiciones de vida y trabajo de los peones azucarero. También se logró el derecho de reunión y la posibilidad de crear centros de obreros en las cercanías de los ingenios. Y finalmente se utilizó por primera vez en la Argentina, un nuevo instituto “el consejo de conciliación”[55] del proyecto del código nacional del trabajo, esto marcó una originalidad sólo apreciada por muy pocos historiadores.

Y la lucha continúa: contratistas, peones y situaciones de desamparo

En el mes de septiembre, de ese mismo año, se generaron problemas con los peones que dependían de los contratistas. Como consigna La Vanguardia, los ingenios San Felipe (capital), San Andrés, Cruz Alta y Los Ralos (de Cruz Alta), violaron el convenio. Éstos eran el dominio de los contratistas: Paz, Garay, Quito y Alderete, que “(…) se negaron a entregar los pasajes para que los pobres santiagueños retornaran a sus casas, a pesar de haber sido descontados de sus haberes”[56]

Procedimientos gremiales, modalidades de resistencia de los trabajadores y respuesta de los industriales durante la(s) huelga(s) de 1904[57]
Se podría considerar al año 1904, como un hito fundacional. Todo estaba por hacerse. Aunque hay que recordar que el proceso de luchas y resistencias venía de varias décadas, como lo atestiguan los trabajos de Daniel Campi[58]. Es así como Adrián Patroni junto a Manuel F. Villarpando implementaron distintos mecanismos de propaganda y acción gremial, entre ellos los siguientes:
a)    Asambleas: se empezaron a realizar reuniones de trabajadores, para crear una conciencia de lucha, y conocer la evolución de las tratativas con los industriales. Fueron asambleas masivas al aire libre, cuyos objetivos aparte de los anteriores, consistía en explicar la labor gremial, y que los peones conocieran sus derechos y las obligaciones de los patrones en el mundo del trabajo. Esas clases públicas sobre los derechos de los trabajadores, las inició Patroni, y las continuó Villarpando.
b)    Volantes: en esas hojas sueltas, están contenidas las demandas de los peones, se sintetiza lo conversado con los industriales azucareros. Son proclamas en donde se fija un lugar y fecha de reunión … Estos escritos eran inexistentes en la campaña tucumana, hasta la llegada del “propagandista” gremial A. Patroni
c)    Conferencias: en la Sociedad Sarmiento y el Centro Cosmopolita de Trabajadores de San Miguel de Tucumán, Patroni realizó exposiciones sobre los derechos de los trabajadores y las obligaciones de los industriales hacia sus empleados
d)    Centros obreros: debido al problema que siempre existía con los anarquistas, y que había motivado la creación de la UGT; también debieron fundar centros socialistas para seguirle disputando el poder obrero a aquel sector. No se debe olvidar, que los centros que se fundaron en la campaña, no pertenecían todos a la línea socialista 
e)    Reportajes y denuncias periodísticas: Patroni, y luego otros gremialistas “azucareros” como Villarpando y demás delegados de la UGT, utilizaron mucho al periodismo como arma política y de denuncia por las condiciones materiales de vida y trabajo de los peones azucareros. El hecho de que uno de los fundadores de la UGT, fuera a Tucumán y se involucrara directamente  con los peones de ingenio, motivó el interés de los medios metropolitanos de prensa, junto a la problemática política de esa época. No olvidemos que esa era la provincia del presidente J. A. Roca –segundo mandato- y allí tenía un importante poder político y fuertes relaciones de amistad y lazos de parentesco, con la élite azucarera. En consecuencia la prensa nacional y local, le dio una gran cobertura a este movimiento social contra el establisment económico-político. El diario tucumano El Orden, siguió con simpatía la huelga, hasta el momento en que el gobernador Lucas Córdoba intervino directamente para llegar a un acuerdo de conciliación en base al proyecto de legislación laboral
f)     Reuniones con industriales y con autoridades políticas. Patroni, llegó a la provincia en calidad de Delegado de la UGT el 11 de junio, y se puso al frente de la huelga de peones. Debió conformar un grupo de trabajo integrado por hombres ajenos a la industria, pero que conocían la problemática social[59]
Ahora, comenzaremos a analizar brevemente, las modalidades de acción directa implementada por los peones de ingenio y del surco, bajo la dirección de los líderes socialistas, o realizadas por activistas de orientación anarquista:
a)    Huelgas: tuvo un enorme apoyo el retiro del lugar de trabajo y la no concurrencia de los trabajadores de ingenio. Posteriormente en las asambleas que se realizaban en las cercanías del ingenio, los líderes gremiales iban relatando cómo se desarrollaban las negociaciones y se proponían distintas acciones de protesta. Constituyendo esta modalidad, la más utilizada por las masas trabajadoras
b)    Entrega de pliego de condiciones a los administradores de ingenio: conteniendo por escrito, el conjunto de reivindicaciones o mejoras pretendidas por los peones
c)    Movilizaciones: además de las que se hacían en la ciudad, y que terminaba en mítines (con discursos de oradores en una plaza y en el Centro Cosmopolita de Trabajadores), se implementó la modalidad de recorrer las calles internas de los ingenios, manifestando a los gritos, su intención de huelga, y reclamando la adhesión a esa medida, de los peones que estaban en el lugar. Muchas veces, los trabajadores se retiraron engrosando esas columnas. Esa situación de desafío por parte de los peones, provocó amenazas y reacciones violentas por parte de los administradores hacia los huelguistas, quiénes tenían su personal de seguridad e incluso el apoyo de la policía del lugar.
d)    Boicot: esta medida consistió, en una prohibición de compra por parte de los trabajadores, en negocios que pertenecieran a los contratistas o casas comerciales de los dueños o socios de los ingenios. Esta acción de fuerza, se aplicó, como protesta por la falta de pago a los peones, ante el incumplimiento de acuerdos laborales o como reacción  por maltratos físicos a los trabajadores de ingenio o de fincas cañeras 
e)    Sabotajes: estas formas de resistencia sucedieron muchas más veces, de las que inicialmente hubiésemos pensado, como se aprecian en las crónicas de la época. Consistió, en algunas oportunidades, en obstrucciones con elementos metálicos –clavos por ejemplo- a un trapiche y de allí, se producía chispas que derivaban en la extensión de llamas en el ingenio.
f)     Atentados: También se produjeron incendios en los cañaverales y campos de las fincas. Otros posibles ataques a los  industriales, fueron la destrucción de sus casas comerciales en la ciudad, por obra quizá de una bomba incendiaria o por directamente prenderles fuego a esos inmuebles. Se podría atribuir estas prácticas a los anarquistas, aunque la prensa guardaba silencio sobre la autoría y motivaciones de esos ataques a la propiedad.
Debemos aclarar que los sabotajes y atentados, generalmente se producían de noche, cuando existía poco control y personal en las usinas. Y formaban parte del ideario libertario.[60] 
           
En este marco fáctico de movilización social de los trabajadores, los industriales reaccionaron de distintas maneras:
a)    Frente a la negociación con los delegados de los peones, los patrones no actuaron como un frente unificado, y de allí su división en varios grupos: los que querían negociar, los que se negaban a hacerlo, y los que esperaban acciones comunes o respuestas corporativas[61]
b)    Un grupo rechazó en forma tajante la  negociación con los delegados de los peones,[62] Que sostuvieron un discurso hostil a los reclamos obreros, desde la negación de la realidad social, hasta buscar confrontación directa[63]
c)    Expulsión de los peones de sus casitas, debiendo pasar la noche con su familia en forma inclemente, por el frío de la época otoñal. Que al no tener dinero para el boleto de tren, se volvieron caminando hacia Santiago del Estero[64]
d)    Mandar a las fuerzas policiales a desalojar el lugar de reuniones. A veces con la fuerza física, como el hecho del 10 de junio de 1904, o cuando cerraron los centros obreros, vulnerando la libertad de reunión. También la reducción a prisión o agresiones físicas por parte de la policía contra los peones[65]
e)    Amenaza armada a delegados y peones. Incluso es famoso el relato cuando Hileret con un grupo de “guapos” fue a recibir a Patroni y los suyos a la estación de Santa Ana (Concepción), y allí lo amenazó de muerte, pero fue protegido por una comisión del lugar dirigida por el comisario del lugar[66]

Consideraciones personales

En el presente artículo, se han intentado explicar y describir el proceso de resistencia de los trabajadores azucareros de Tucumán, que derivó en las jornadas de junio de 1904.
A través de esta apasionante investigación, se han apreciado sabotajes en las usinas, incendios en propiedades rurales y en almacenes de las propias firmas azucareras; riñas sangrientas, muertes a la vera del camino –quizá producto del alcohol y luego pisados por los carros que incesantemente transportaban caña-, muertes por accidente o arrojamiento de peones en los trenes cañeros, accidentes de toda clase en las fábricas, trabajos de menores y sus “descuidos”.[67]
Finalmente quedan temas atinentes a la historia del trabajo femenino e infantil en la ruralidad azucarera, ya tratados por algunos historiadores. Pero que se debe seguir profundizando.





  







* Presentado en las VII JORNADAS INTERDISCIPLINARIAS DE ESTUDIOS AGRARIOS Y AGROINDUSTRIALES, Bs. As., los 1-4 noviembre de 2011, organizado por la Facultad de Ciencias Económicas, UBA.
[1] Se agradece a varios historiadores por su colaboración en la realización de esta investigación. Principalmente a Noemí Girbal-Blacha por las fructíferas y amenas conversaciones sobre la problemática social azucarera, junto a otros tópicos de la historia de esa agroindustria, además de Silvia Ospital por su amabilidad permanente. En Tucumán, se está en deuda con María Celia Bravo y Daniel Campi, que trataron en estos años a un porteño como si fuera tucumano, y que ayudaron con sus puntos de vista, a la construcción de ésta y otras indagaciones acerca del pasado de los trabajadores azucareros. También a Roberto Pucci y Ricardo Rosenzvaig, por sus muestras de consideración. Se debe agradecer las valiosas críticas a un borrador que presentó el autor, por parte de Enrique Mases y Mirta Zaida Lobato en las II Jornadas de Historia Social de La Falda, Córdoba, año 2007. Y en las III Jornadas de Historia Social correspondientes al año 2009, fue muy esclarecedor el intercambio en la comisión que dirigía M. Z. Lobato. Un reconocimiento, para Alejandra Landaburu, por facilitar material indispensable para la investigación. Finalmente se aclara que todo el contenido de esta ponencia, es responsabilidad del autor. Y se agrega, que debido a que el trabajo superaba a los requerimientos de este evento académico, hubo que ajustar significativamente su espacio.
[2] Cerco: término usado desde muy antiguo en Tucumán para la caña de azúcar, que implican trabajos de plantación y cultivo.
[3] Julio P. Ávila: “Medios prácticos para mejorar la situación de las clases obreras, 1892”, que  reeditado y analizado por Daniel Campi en: Revista de Estudios del Trabajo (ASET), N° 30, 2° semestre, 2005; Paulino Rodríguez Marquina: Director de la Oficina de Estadística de Tucumán. Escribe: La mortalidad infantil en Tucumán, Bs. As., 1900; Adrián Patroni: trabajadores de la Argentina, 1897; reeditado por Víctor O. García Costa: Adrián Patroni y “Los trabajadores en la Argentina”, Bs. As., Centro Editor de América Latina, 1990; Juan Bialet-Massé: sobre el estado de la clase obrera en el interior de la República (1904), Bs.  As., Hyspamérica, 1986, 2 tomos. En la edición de 1904, consultada eran 3 tomos.  Bialet-Massé estuvo dos veces en Tucumán, en los meses de marzo y agosto de 1904. / El Orden: 4.05.1903, 8.06.1903, 13.06.1903, 15.06.1903, 17.06.1903, que se completa con un análisis en ese diario sobre la Encíclica papal  Rerum Novarum (1891) del Papa León XIII -a propósito de su muerte el 20.07.03- el 24.07.03: haciendo hincapié sobre el “jornal necesario” y el “descanso necesario”. Juan Alsina: El obrero en la Argentina, Bs. As., Imprenta de la calle México 1422, 1905; tomo I: pp. 306-325 y tomo II: pp. 380-383 (salarios) y 410-412 (precios de alimentos). El diario El Orden reprodujo durante el año 1903: las encendidas conferencias del francisco Villalba.
[4] Adrián Patroni: cubre la huelga de 1904 como cronista de La Vanguardia, y es también un habitué de El Orden, La Prensa y La Nación, entre otros diarios.
[5] José Panettieri: Los trabajadores, Bs. As., Editorial Jorge Alvarez, 1968; otros aportes suficientemente conocidos: Manuel García Soriano: “La condición social del trabajador en Tucumán durante el siglo XIX, Revisión Histórica,        Tucumán, N° 1; el geógrafo francés Romain Gaignard: “Une Spéculation Tropicale en Crise: Les Plantationes de Canne a Sucre de Tucumán” Les Cahiers d´outre-mer, Toulouse, 1964, N° 67, 17 éme anneé; Marcos Giménez Zapiola: “ El interior argentino y el ´desarrollo hacia afuera´ el caso de Tucumán”, Gimenez Zapiola M.(comp.), El régimen oligárquico. Materiales para estudio Jorge Balán: “Migraciones, mano de obra y formación de un proletariado rural en Tucumán, Argentina, 1870-1914”, Demografía y Economía, México, 1976, vol. IX, N° 2, 29, pp. 201-235. Donna J. Guy: Política azucarera argentina: Tucumán y la generación del 80, Tucumán, Ediciones Fundación Banco Comercial del Norte, 1981 –reedición: por Editorial de la UNT (EDUNT), 2008, junto a la traducción de dos artículos.
[6] Daniel Santamaría: Azúcar y Sociedad en el Noroeste Argentino, Bs. As., Editorial IDES, 1986, N° 11. Roberto Pucci: “Tucumán, 1880-1917: su estructura económica y social. Pautas para una interpretación del ´despegue azucarero´ “, Cuadernos de Historia Regional, Bs. As., U.N.LUJÁN, abril-1986, N°5; y La élite azucarera y la formación del sector cañero en Tucumán (1880-1920), Bs. As., Centro Editor de América Latina, 1989, N° 37; Ricardo Rosenzvaig: Historia social del azúcar, Tucumán, UNT, 1986, tomo II, El Ingenio. Ver del mismo autor: La Cepa. Arqueología de una Cultura Azucarera –Enciclopedia-, Tucumán, UNT, Ediciones Letra Buena, 3 tomos (1995-1997-1999), con la colaboración de investigadores y alumnos de la Facultad de Artes-UNT.
 María Celia Bravo: “Liberales, socialistas, Iglesia y patrones frente a la situación de los trabajadores en Tucumán”, Juan Suriano (comp.): La cuestión social en Argentina 1870-1943, Bs. As., Editorial La Colmena, 2000; la consulta de este artículo fue la fuente de inspiración de esta ponencia y  para próximos estudios sobre la conflictividad social en Tucumán, durante la primera década del siglo XX. Ver: de la misma autora, su tesis doctoral publicada: Campesinos, azúcar y política: cañeros, acción corporativa y vida política en Tucumán (1895-1930), Bs. As., Rosario, Prohistoria Ediciones, 2008. Daniel Campi: Azúcar y trabajo. Coacción y mercado laboral en Tucumán, Argentina, 1856-1896, Tesis doctoral inédita, Universidad Complutense de Madrid, Madrid, 2002. Patricia Juárez Dappe (California State University, Norhridge): “Cañeros and colonos: Cane Planters in Tucumán, 1876-1895, J. Lat. Amer. Stud. 38, 123-147, Cambridge University Presss, printed in the United Kingdom, 2006, se le agradece el intercambio a la distancia, y haber mandado sus trabajos por e-mail. Noemí Girbal-Blacha: “Estado, modernización azucarera y comportamiento empresario en la Argentina (1895-1914)”, Campi D. (comp.): Estudios sobre la historia de la industria azucarera argentina, 2 vols., Tucumán, UNT, 1993. Arq. Paterlini de Koch: Pueblos azucareros de Tucumán, Tucumán, Instituto Argentino de Investigaciones de Historia de la Arquitectura y del Urbanismo-Universidad Nacional de Tucumán, 1987; Historia urbana de las Américas. Pueblos industriales del cono sur latinoamericano, UNT, 49° Congreso Internacional de Americanistas (ICA), Quito, Ecuador, 7-11 de julio de 1997. Alfredo Bolsi y Ricardo Pucci: “Evolución y problemas de la agroindustria del azúcar”, Problemas Agrarios del N.O.A. (Contribuciones para su inventario), Instituto de Estudios Geográficos (I.E.G.), Facultad de Filosofía y Letras, UNT, San Miguel de Tucumán, 1997, pp. 113-133. José Antonio Sánchez Román: La dulce crisis: Estado, empresarios e industria azucarera en Tucumán, Argentina (1853-1914), Diputación de Sevilla, Universidad de Sevilla, 2005.    
[6] Y específicamente sobre el tema de las huelgas en los ingenios azucareros de Tucumán, entre los años 1904-1907, existen muy pocos trabajos a destacar: María Celia Bravo: op. cit.; Daniel Campi: “Bialet-Massé y los trabajadores del azúcar”, A cien años del informe de Bialet-Massé. El trabajo en la Argentina del siglo XX y albores del XXI, UNIHR, UNJU, 2004, pp. 175-190.  Miguel Galván: Las primeras huelgas azucareras en Tucumán a comienzos del siglo XX. Política y Teoría, N° 41, julio-octubre 1999. Norma Giarracca: Tucumanas y tucumanos. Bs. As. La Colmena, 2000.
[7] Daniel Campi: “Captación forzada de mano de obra y trabajo asalariado en Tucumán, 1856-1895”, Anuario del IEHS, Facultad de Ciencias Humanas, UNCBA, Tandil, 1993, N° 8, pp. 47-71; otros trabajos.
[8] María Inés Monner Sans: “El triunfo radical en Tucumán”, Todo es Historia, Bs. As., 1989, N° 263, mayo. Esta historiadora sostiene que a pesar de la abolición de la ley de conchabos en 1896, continuó como “ley negra”.
[9] Revista Azucarera: sobre el trato dispensado a los obreros en el ingenio Esperanza, ello no fue impedimento para que allí también los peones reclamaran por mejores condiciones laborales. Y elogios por parte de Bialet Massé al administrador del ingenio Esperanza Pedro Alí Alurralde sobre este tópico.
[10] Reglamento del ingenio Bella Vista, publicado en: Álbum de la Provincia de Tucumán, 1910.
[11] El Orden, 7.02.1900: Consejo de Higiene. Agua potable en los ingenios, por resolución del 6.02.1900. Se obliga a los ingenios y a otros establecimientos “agrícolas e industriales” a construir pozos hasta el 10.03.1900: “(…) que provean de agua potable a los peones y demás personal de servicio (…)”; y también en ese plazo, “(…) pavimenten y blanqueen todas las construcciones de material, habitadas por trabajadores.”
[12] Patroni, Adrián: La situación de los trabajadores en la Argentina, ibíd.
[13] Patroni Adrián, op. cit.
[14] María Celia Bravo: “Las leyes ‘machete y la ruptura del frente azucarero tucumano”, en Campi, Daniel (comp.): Estudios sobre la historia de la industria azucarera argentina, S. S. de Jujuy, UNJU-UNT, 1991, vol. I, pp. 65-96, y tesis doctoral ya citada. Y de la misma autora junto a Vanesa Teitelbaum, “Socialistas y católicos disputando el mundo de los trabajadores. Protesta, sociabilidad y políticas en Tucumán (1895-1910)”, en Entrepasados, Bs. As., N° 35, comienzos de 2009, pp. 67-87.
[15] Falcón, Ricardo: La Barcelona Argentina. Migrantes, Obreros y Militantes en Rosario 1870-1912, Rosario, Laborde Editor, 2005. Existe una importante bibliografía: sobre el tema de la combatividad anarquista y el sistema represivo impuesto durante la República conservadora, especialmente ver los trabajos de Suriano, incluidos aspectos de la cultura anarquista.

[16] A partir del año 1896, los socialistas comenzar las giras de propaganda por el interior: Constante Galletti, Adrián Patroni, Torcuato Gatica y otros militantes.
[17] El Padre Villalba, fue un ariete en la lucha por la dignidad del trabajador azucarero, como se desarrollará más adelante en esta ponencia.
[18] El Orden, 25.07.1901.
[19]El Orden, 12-04-1902.
[20] El Orden, 12-04-1902.
[21] La Vanguardia: 20.09.02, pág. 2.
[22] El Orden, 8.03.1902.
[23] El Orden, 12.04.1902.
[24] Panettieri, José: op. cit., pág. 101.
[25] El Orden, 4.08.1903.
[26] El Orden, 17.08.1903.
[27] El Orden, 5 y 6 de marzo de 1903: 1ª. Conferencia sobre el Socialismo, en donde  se enfrentaron el Padre Grote, Director General de los Centros de Obreros Católicos de la Argentina y Ricardo Jaimes Freyre, escritor boliviano radicado en Tucumán,  que defendía el socialismo y que apoyaba las  “reivindicaciones proletarias”
[28] Del trabajo de María Celia Bravo (2000) sobre Liberales, socialistas, Clero … , íbid, y de la lectura de El Orden, surge que, la Iglesia tucumana sostenía el poder de los industriales azucareros. Permanentemente, la aristocracia azucarera, tenía el apoyo del R. P. Boisdrón. El Centro Católico, fue creado en Tucumán en 1895, por el dominico Zavaleta, y era dirigido por los propios dueños de ingenio. Lo que se intentaba era mantener dominado al peón de ingenio y desestimar como nocivas los otros planteos ideológicos, léase anarquistas y socialistas, principalmente se querían impedir las huelgas. Y posteriormente se verá, que ante el aumento de la conflictividad social en el mundo azucarero, los industriales convocaban en forma recurrente al Padre Grote (sacerdote alemán que provenía del movimiento redentorista).
[29] Para un análisis del reformismo liberal, ver Eduardo Zimmerman: Los liberales reformistas. La cuestión social en la Argentina, Bs. As., Sudamericana-Universidad de San Andrés, 1995. Ver: críticas que hace a este autor María Celia Bravo: Liberales … op. cit. 
[30] Ley de Defensa Social de 1902: proyecto del senador Miguel Cané.
[31] Una vez trazado el plan para realizar el Código, Joaquín V. González se hizo cargo de la mayor parte. Y encomendó la investigación a diversas personas: Dr. Carlos Malbrán, Presidente del Departamento Nacional de Higiene y oros médicos de ese organismo; Leopoldo Lugones, Miguel Ugarte, Enrique del Valle Iberlucea, José Ingenieros, Pablo Storni, Juan Bialet-Massé, Augusto Bunge y Armando Claros. Extraído de la nota 10 de Panettieri José: “El Proyecto de Ley Nacional del Trabajo (1904)”, Trabajos y Comunicaciones, Universidad Nacional de La Plata, N° 13, pág. 179. Para profundizar sobre este proyecto de código laboral, ver: Panettieri J., Los trabajadores, ibíd., pp. 149-165. 

[32] Alfredo Palacios, diputado por el barrio de La Boca -debido a la reforma electoral de 1902 del ministro Joaquín V.  González-  quien mantenía buenas relaciones con el ala liberal del roquismo. 
[33] Juan Bialet-Massé, dictó una conferencia el 3 de agosto de 1904 en la Sociedad Sarmiento. Concurrieron principalmente dueños y administradores de ingenios. En donde defendió el proyecto de ley del trabajo, del que es autor Joaquín V. González, y en el que colaboraron varios intelectuales socialistas y otros especialistas. Aconsejo a los patrones: “(…) a preocuparse del estudio de la cuestión obrera y que redundarían, según sus demostraciones, en provecho del industrial, des que el peón bien remunerado y bien alimentado producirá más y mejor. “ Lamentó la desunión de los industriales, y de que cada ingenio manejara las relaciones laborales a su manera. Y el propio comentarista de El Orden se lamenta que los intelectuales presentes, no fueran a la tribuna: “(…) para rebatir ideas diferentes” Citado por El Orden, 4.08.1904.
[34] Bialet-Massé, op. cit.
[35] Sobre el tamaño de la mano de obra que trabajaba en la industria azucarera, existen los siguientes datos: 2° Censo Nacional de Población (1895): 35.817 obreros en época de zafra, cifra inferior a lo calculado que sería de 60.000 trabajadores; Censo de Población de Tucumán (1908): 40.973 trabajadores, que en llegarían o superarían el anterior guarismo. El 3° Censo Nacional (1914), indicaba 42.163 personas durante la zafra (cosecha), y serían obreros permanentes: 9.076. Siendo la gran mayoría criollos, y los extranjeros entre 10/17 %. Citado en: Emilio Schleh, La Industria Azucarera, Bs. As., Centro Azucarero, 1935, capítulo: El obrero en los ingenios.

[36] Juan Bialet-Massé, trata de forma pormenorizada en su Informe (1904), sobre las condiciones de vida material de los trabajadores azucareros; tomo I: 197-232 (y también de otros oficios de Tucumán), tomo II: 755-758, 769-835 y 997-1008. Daniel Campi, realiza un síntesis sobre la época en la que tocó desenvolverse a Juan Bialet-Massé en Tucumán, y sus apreciaciones contenidas en su Informe (1904): “Bialet-Massé y los trabajadores tucumanos de azúcar”, ibídem.
[37] Bialet-Massé: op. cit.
[38] La huelga de junio de 1904, fue tratada en los artículos de María Celia Bravo (2000) y Daniel Campi (2004), ya citados.
[39] La Prensa: 4-06-1904, p. 5-6: primero critica al proyecto de legislación laboral del ministro González, y   7.06.1904: p. 6 –citando al diario El Orden- señala que se han producido “principios de huelga” en los ingenios. Es interesante señalar con qué términos caracterizaron los diarios, este movimiento social enre los años 1904-1907. El Orden lo calificó como: perturbaciones, agitación, huelgas, problema obrero, cuestión obrera, movimiento obrero, subversión, huelga de ingenios … Y La Prensa lo tildó de: rebelión, conflictos, resistencia, falta de brazos, movimiento huelguista …
[40] La Prensa: 11.06.1904
[41] Adrián Patroni: op. cit.
[42] Patroni, númen de la escisión socialista de la F.O.R.A. en 1903, como el militante anarquista Diego Abad de Santillán (seudónimo), en su obra: La FORA. Ideología y trayectoria del movimiento obrero revolucionario en la Argentina (1933), Bs. As., Libros de Anarres, 2005. Patroni, realizó una enorme tarea de organización, y levantamiento de datos, ayudado por el gráfico Manuel F. Villarpando (Centro Cosmopolita de Trabajadores de Tucumán).
[43] Por ejemplo, en opinión de Melchor Bustamante que era el propietario del ingenio San Miguel, “ (…) que los peones no tienen de que quejarse; que viven bien; que si protestan lo hacen de puro vicio (…)”, La Prensa, 15.06.1904, p.5, entrevista con Adrián Patroni, que había conversado con el dueño de ese ingenio.
[44] Estando en conocimiento del comisario -de V. Concepción- que se concretaría una ataque a Patroni, concurrió a escoltarlo en la estación cercana al ingenio Santa Ana, con una comisión de vecinos, en efecto, Hileret –dueño del ingenio Santa Ana- y sus “guapos” se presentaron en la dicha estación, y éste amenazó de muerte a Patroni, para que no volviera más por allí. Hecho denunciado en: La Vanguardia, 9.07.1904, p. 1.
[45] El Orden: 19-04-1904.
[46] El Orden: 27-06-1904.
[47] Lucas Córdoba en su mensaje anual ante la Legislatura el día 19 de septiembre de 1904, resumía el conflicto, justificando sus acciones de gobierno y opinando sin ambages: “A fin se hizo sentir este año el primer conflicto entre una fábrica de Cruz Alta y sus peonadas, en el que intervino la policía en la forma que cumplía su deber según los reglamentos que la rigen.(…), y el conflicto se resolvió, ensayando el Consejo de Conciliación proyectado en la Ley Nacional del Trabajo y la huelga desapareció en 48 horas. (…)”, en Emilio J. Schleh: Compilación legal sobre el azúcar. Legislación de Tucumán. (Regulación de la Producción), Bs. As., Imprenta Ferrari Hnos., 1939, tomo IV, pp. 143-144. Se debe agregar que el estado de conmoción que provocó este conflicto, llevó a que el propio gobernador, elevara un proyecto a la Legislatura (Orden del Día N° 42): del 6 de octubre de 1904: firmado por Lucas Córdoba y su ministro Neftalí R. Montenegro. Sus fundamentos: “Mejorar las condiciones del obrero (…) En el deseo de justificar,  lo antes posible, la justificada solicitud de los trabajadores (…) Poder Ejecutivo de Tucumán.”  Y por Ley del 5 de octubre de ese mismo año, “Art. 1°: Todo patrón está obligado a conceder descanso, con sueldo ó jornal, a sus obreros o dependientes el día domingo, Art. 2°: compensar ese día de trabajo durante la semana.”  

[48] La Prensa: 28.06.1904, pág. 6.
[49] La Prensa: 29.06.1904, p.6; 30.06.1904, p. 6; 1.07.1904, p.6. 
[50] La Prensa: 1.07.1904, pág. 6: Carlos Rougés (ingenio Santa Rosa),  mantuvo una actitud cerril hacia los reclamos de los trabajadores. Y se negó a recibir a Patroni. Ingenuamente este diario tucumano creía que los obreros eran bien tratados en los ingenios La Corona y Santa Rosa y por esa razón, no se verían afectados por el conflicto social, la realidad le demostró su error. 
[51] Las motivaciones que fracturaron el frente azucarero que antes había apoyado a Lucas Córdoba, fueron: políticas de irrigación, código rural, leyes machete –limitación productiva- de 1902 y 1903, entre otras medidas de ese gobierno. En consecuencia, los industriales que se vieron perjudicados por esas disposiciones y leyes, crearon el partido Unión Popular, llegando al poder con el Ing. Luis F. Nougués (ingenio San Pablo) en 1906. La Corte Suprema de la Nación, declaró en 1903, las leyes que limitaban la producción. Sobre esta cuestión, -tratada por Donna J. Guy,  Política azucarera argentina … íbid., pp. 142-143- fue estudiada en profundidad por Maria Celia Bravo: “Las ‘leyes “machete’ y la ruptura del frente azucarero tucumano”, ibíd., y otros trabajos de la autora citados precedentemente.
[52] El Orden: 2.07.1904.
[53] El Orden: 2.07.1904.
[54] El Orden: 6.07.1904.  Carta del administrador del ingenio La Providencia, J. P. Moyano describiendo los hechos.
[55] Proyecto González; Consejo de Conciliación: Congreso Nacional, Proyecto de Ley Nacional del Trabajo, D. S. Diputados, pp. 94-147: “Título: XIV: “De los tribunales de conciliación y  arbitraje, pp. 143-147, art. 438/art. 442: Consejos de conciliación: 1° 3 personas: uno en representación de los obreros, otra de los patrones, y ambos designarán un tercero, que será el presidente” / “art. 444: En toda acta de  compromiso ante un consejo de conciliación (…) cláusulas por las cuales se declare y títulos anteriores”; ver: Panettieri, op. cit. 
[56] La Vanguardia: 15-10-1904, p. 2.
[57] Para realizar una clasificación de las modalidades de propaganda/comunicación y de lucha, se ha basado en la tipología clásica de George Rudé: Protesta popular y revolución en el siglo XVIII, Barcelona, 1978, pp. 17-33.  Y otros trabajos clásicos referidos a la época preindustrial de Francia e Inglaterra, de G. Rudé y Eric Hobsbawm. Junto a estudios y explicaciones de M. Z. Lobato, sobre características de la protesta popular en Argentina; se recomienda de la misma autora, su trabajo sobre literatura proletaria: La prensa obrera. Buenos Aires, 1890-1958, Bs. As., Editorial Edhasa, 2008. Y sobre la ruralidad azucarera, Vanesa Teitelbaum: Prensa, asociaciones obreras y demandas laborales (Tucumán 1896-1905), Americania, Revista de Estudios Latinoamericanos, Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, N° 1, enero 2001, pp. 195-218. 
[58] Daniel Campi, ver sobre todo “tesis doctoral” ya citada y “Captación forzada de mano de obra …”, ibíd., especialmente cuadro sobre conflictos en el período 1880-1890.
     
[59] Patroni, visitó al gobernador Córdoba, con el propósito de destrabar el conflicto, pero éste se excusó señalando: “(…) que se encontraba impedido de hacerlo, por hallarse la mayor parte de los industriales en las filas de la oposición [Partido Unión Popular]”,  La Prensa: 18.06.1904, p. 6.          
[60] Incendio en Los Ralos (Cruz Alta), se incendió la casa de negocios de los Sres. Avellaneda y Terán. El siniestro se produjo a las 4 A.M. y la pérdida fue de 10 a 11.000 pesos. El negocio no estaba asegurado. El Orden: 4-08-1903.
[61] Patroni, fue se reunió en Cap. Fed., con algunos industriales nucleados en el Centro Azucarero, La Prensa, 15.06.1904, p. 5.
[62] Los industriales que se negaban a tratar con el delegado de la UGT y mejorar las condiciones de sus trabajadores eran: Carlos Rougés (ingenio Santa Rosa), el administrador J. P. Moyano (ingenio La Providencia, Río Seco), y otros ingenios del sur. La Prensa: 15.06.1904, p. 5. El tiempo de huelga, fue esmerilando esa actitud cerril, tal el caso de Melchor Bustamante (San Miguel) y Belisario García (El Paraíso), que en una reunión con Patroni  -en donde German Tülstrom representante de la C.A.T., no realizó ninguna proposición-  ofrecieron pagar a sus peones: “45 pesos mensuales, sin pensión, lo que representa un aumento de 12 pesos.” La Prensa: 24.06.1904, p. 6. Existieron varias reuniones entre industriales y el delegado de la UGT, para acercar posiciones, que se realizó en el ingenio Esperanza (Cruz Alta): La Prensa, 17.06.1904, p. 6.
[63] La violencia patronal se reflejó de diversas formas, entre ellas: el “malón” policial, contra los peones del Centro Cosmopolita de Trabajadores del ingenio San Miguel. Este atropello, generó la huelga de junio. La Prensa: 11.06.1904, p. 6.
[64] Fue como represalia a los obreros huelguistas del ingenio San Miguel (Cruz Alta). La Prensa: 16.06.1904. “Ayer [15.06.1904] fueron arrojadas de las viviendas las familias de los huelguistas, habiendo pasado la noche casi todas ellas bajo los árboles á pesar de la baja temperatura reinante. //Alrededor de ochenta huelguistas resolvieron regresar á Santiago, de donde habían venido en busca de trabajo.// Otros que no cuentan con recursos para pagar el pasaje de tren, dicen que se irán á pie.”
[65] Patroni denuncia que la policía redujo a prisión a varios peones del ingenio La Florida (Cruz Alta), que habían abandonado sus trabajos para concurrir a la asamblea en Los Garcías, el día 19 de junio (1904). La Prensa: 20.06.1904, p. 5. En la redacción del diario El Orden, se presentó: “ un grupo de peones del ingenio ‘Lastenia’ [Cruz Alta] denunciando que habían sido víctimas de violencias y amenazas, (…) uno de ellos, llamado Bravo, con una herida en el pómulo izquierdo, (…) le fue inferida por el ex comisario Contreras con el puño del revólver.”  La Prensa: 27.06.1904, p. 6.
[66] Hileret, según relató Patroni, se le acercó y le dijo que no volviera más a ese lugar, porque no saldría vivo. La Vanguardia: 9.07.1904, p. 1.
[67] Estos temas surgen de la lectura del diario El Orden, entre los años 1896 y 1904, y son recurrentes. El tema de la violencia social potenciada por el alcoholismo, y los accidentes de trabajo, no han sido materia de análisis en este trabajo, pero son factores presentes, que no se pueden obviar. El problema de las lesiones  que forma parte de la accidentología laboral, ha sido tratada por Bialet-Massé, op. cit.  

1 comentario:

  1. Excelente. Trabaje con la formación del proletariado en Tucumán entre 1869 / 1890 y ahora inicio un estudio de caso de la huelga de 1904 y esto me sirvió como punta...me gustaría recomendaciones

    ResponderEliminar