Peonaje y
rebeldía en el mundo rural azucarero. Aproximaciones e interpretación acerca de
las modalidades de resistencia de los trabajadores del azúcar, Tucumán
1896-1904[1]
Pedro García Posse
(UNLP)
Palabras claves: peones, rebeldía, ingenios, industria azucarera, Tucumán
Palabras claves: peones, rebeldía, ingenios, industria azucarera, Tucumán
“(...) fustigó á los patrones por su
falta de humanidad para con los obreros. Relató lo que pasa en algunos ingenios
de esta Provincia, donde el cepo y el
látigo sirven como instrumentos de tortura.” R. P. Villalba, 1903
“A los
campesinos criollos. (…) ¿Quién transformó las hermosas praderas de Tucumán en
inmensos campos de azúcar (…)?”. Constante
Galletti, propagandista de la UGT, 1904
Abstract / Resumen
El objetivo de este trabajo es exponer, explicar y analizar las
diversas modalidades de resistencia y lucha social de los peones de ingenio y
del surco cañero, en una provincia con especialización azucarera.
El período de estudio
que se abordará es desde la derogación de la ley de conchabos en 1896, hasta
1904, año en que se dispara un proceso de movilización social de vastos
alcances en el mundo cañero tucumano.
Este trabajo pretende
mostrar la forma de vida de los trabajadores de ingenio y de fincas cañeras, y
su resistencia al dominio del ingenio y de otros actores relacionados al mundo
del azúcar. Su lucha será planteada para cambiar sus condiciones de vida y de
trabajo.
La sociedad tucumana, ya
no verá con estupor, la llegada de hombres engrillados a la provincia, prófugos
de los ingenios y de haciendas cañeras. Eso, ya había quedado atrás, con la
finalización de la normativa coactiva. Pero, el mundo azucarero, se volverá
hacia su interior, y los barones del azúcar se debatirán entre mejorar las
condiciones de los trabajadores o mantener los viejos usos y costumbres.
Si todo estaba bien,
como lo sostenían algunos representantes cerriles de esa aristocracia, ¿por qué
se producían acciones de protesta de los obreros?
¿Qué incidencias
tuvieron el catolicismo social, el anarquismo, el socialismo y la corriente
liberal del gobierno en la(s) huelga(s) de 1904? ¿Qué hechos se concatenaron
para que estallara la gran huelga de 1904, en esas usinas? ¿Cuáles fueron las
acciones del dirigente de la Unión General del Trabajo (U.G.T.) Adrián Patroni
y de Manuel F. Villarpando (gráfico de Tucumán) en la conducción gremial de
aquellos trabajadores azucareros?
¿Cuáles fueron las
respuestas de los industriales, y de la clase política ante esta agitación
obrera?
¿Cómo fue el
desenvolvimiento de este amplio conflicto social?
Y finalmente: ¿a qué
razones se debió la fuerza y el éxito de ese vasto movimiento social, que por
primera vez, pudo arrancarles a los potentados, un mejoramiento general de sus
condiciones materiales?
Hacia estos y otros
planteos, esta ponencia desea acercar respuestas, algunas de carácter
hipotético, para reflexionar acerca de situaciones que marcaron a fuego, el
alma del peón de ingenio y del cerco[2]. Y que en una lucha
desigual, peleó por su dignidad, frente al enorme poder de la sacarocracia.
Este artículo, está
basado principalmente en las lecturas del diario tucumano El Orden,
y el periódico socialista La Vanguardia, La Prensa, Junto a la
consulta de otras fuentes primarias, trabajos académicos y bibliografía especializada.
Introducción
La cuestión social de
Tucumán en el período de entresiglos (XIX-XX), fue tratada por varios
intelectuales de la época, que estaban preocupados por la vigencia de la
normativa coercitiva –ley de conchabos-, o la consideraban como una ley
moralizante y necesaria. Posteriormente, después de su derogación en 1896, el
Estado nacional se involucró ante la vitalidad del movimiento anarquista, en
las condiciones materiales del trabajador azucarero, intentando con el proyecto
de legislación laboral del ministro J. V. González, bloquear sus acciones junto
a la política represiva ya legislada. Luego, a partir de 1904, estallaron las
huelgas tan temidas por la aristocracia azucarera en la provincia norteña. Este
es el período que se analizará en esta ponencia.
Si nos remitimos a fuentes de la época, se
ocuparon en esa provincia de la cuestión social azucarera, a partir de la
década de 1890: intelectuales, técnicos, políticos, miembros del clero y
gremialistas.[3] En
esos años de alta conflictividad social, Adrián Patroni realizó una crónica
pormenorizada y vívida de la huelga de junio de 1904 y de otros momentos de esa
agitación obrera en distintos diarios y periódicos[4].
Entre los años
1960-1980, la ciencia histórica se nutrió de la colaboración de especialistas de distintas disciplinas:
sociólogos, economistas y geógrafos, que junto a historiadores, ayudaron con
sus perspectivas de análisis, a mejorar el estudio de una provincia con
especialización azucarera.[5]
La historiografía de la
conflictividad social, y de las condiciones materiales de los trabajadores
azucareros para el período 1876-1930, surge con investigadores enrolados en los
lineamientos de la historia social y regional.[6]
Comenzando a discutir la cuestión social “azucarera” y tensión en
el mundo cañero (1896-1903). Planteo del problema
El tema de la ley de
conchabos, su crisis y derogación (1896) ha sido suficientemente tratado en los
trabajos de Daniel Campi[7]. El problema es que esa
normativa laboral, no fue reemplazada por ninguna otra, debido a que la élite
azucarera mantenía diferentes posiciones. Existía un sector, que quería que se
creara una ley que penara la vagancia,[8] pero ese proyecto nunca
llegó a materializarse. Por el momento, a los industriales sólo les interesaba
el negocio azucarero, y se opusieran a tratar una legislación laboral tanto en
la Legislatura como en el Congreso –también la U.I.A.-, aunque algunos
manifestaran cierta preocupación por el buen trato del obrero[9].
Y el asunto del trabajo
libre, es un tema a investigar e interpretar, centralizado en los cambios y
permanencias en el mundo del trabajo azucarero. En principio, todo estaba a
favor de los intereses de los industriales. En consecuencia, cada ingenio
tucumano, estableció sus propias normas de trabajo, inclusive redactando sus
reglamentos como fue el caso del ingenio Bella Vista (1905)[10].
El Estado, intentaba
ingresar en los fueros del ingenio, a través del control de enfermedades y de
obligarlos a construir pozos de agua potable para los peones[11]. Pero a lo largo del
trabajo se verá que muchas cuestiones “sensibles” se les escaparon o
directamente no eran visibles, por formar parte, los miembros del gobierno de
la aristocracia azucarera. Es una posibilidad que los ingenios del departamento
de Cruz Alta, al estar tan cerca del centro de poder fueran permeables en la
mayoría de los casos a una supervisión del gobierno provincial, pero en los
usinas del sur, su lejanía, su casi aislamiento, sería un factor de
independencia con respecto a la esfera estatal, a pesar de las relaciones familiares y políticas que
mantuviesen y peor, si pertenecieran a la oposición política (Unión Popular).
El Partido Socialista
–fundado en 1896-, realizaba “giras de propaganda” por el interior. Esos
propagandistas socialistas fueron: Adrián Patroni (1896 y 1903), el dirigente
socialista Nicolás Repetto (1901), el diputado socialista italiano Dino
Rondani; o el anarquista italiano Pietro Gori; y el debate entre ambas
corrientes ideológicas, se extendió a casi todo el país. Ya Patroni[12], escribió en 1896, el
primer libro sobre la situación de los trabajadores argentinos, refiriéndose
también a la condición de los peones azucareros, en donde condenaba la ley de
conchabos, y desconfiaba de su derogación (1896), porque “seguiría con otro nombre”[13].
El gobernador roquista
Lucas Córdoba -que había abolido esa normativa coercitiva en el año 1896-, ante
otra crisis de superproducción azucarera, se vuelca a salvar a la industria, a
través de una legislación limitativa de la producción 1902-1903. Este tema,
está ampliamente tratado por María Celia Bravo[14], el resultado es que
provocó el quiebre del frente azucarero -que lo sostenía- y la declaración de
inconstitucionalidad por parte de la Corte Suprema de Justicia. Además se
produjo una reducción de la mano de obra en los ingenios y fincas cañeras, una
lucha por la subsistencia por parte de estos actores sociales, y, un
recrudecimiento de abusos por parte de los patrones, temas reflejados en la
páginas del diario tucumano El Orden (años1902-1903).
¿Qué harían esos nuevos
desocupados para subsistir? ¿Aceptarían el envilecimiento de sus condiciones de
trabajo por parte algunos de ingenios, cañeros y contratistas? Y los cañeros
chicos, que no podían ubicar su pequeña producción: ¿cómo subsistirían?, ¿intentarían
también ingresar como peones de ingenio?, ¿cómo mano de obra barata? ¿Estarían indefensos frente al poder de los
señores del azúcar? ¿Cuáles serían las respuestas de los trabajadores
azucareros ante estas afligentes circunstancias?
En la Argentina de
entresiglos venía aumentando la conflictividad social, sobre todo en ciudades-
puertos como Buenos Aires y Rosario, teniendo sus réplicas de distinta
intensidad en las ciudades del interior. Rosario, fue bautizada como la
Barcelona argentina[15], donde las acciones del
anarquismo eran continuas y muy violentas contra el régimen roquista, y éste
respondía con desmesura, provocando heridos y víctimas fatales. Posiblemente,
estos ataques al Estado y a los “poderosos”, influyó en los espíritus de los
peones del norte que trabajaban en los ingenios tucumanos, junto a las giras de
propagandistas socialistas[16].
También, se produjo una
conjunción de discursos a favor de la dignidad social, en aquélla provincia.
Ejemplo de ello, fueron las conferencias del R.P. Fray Salvador Villalba[17] en San Miguel de Tucumán,
y por otros miembros del catolicismo social, que querían cambios rápidos o
progresivos en la condiciones materiales del trabajador, para evitar una
posible “insurgencia” de los trabajadores azucareros.
La insatisfacción
obrera, fue provocando distintos conflictos. Por ejemplo, en 1901 en el ingenio
Concepción (Cruz Alta) se retiraron los obreros, y luego se produce un combate
entre 50 peones y la policía, con un saldo de heridos y detenidos. Los peones
estaban armados con cuchillas, palos y piedras. Se enfrentaron a los empleados
administrativos y policía que tenían revólveres y máuseres[18]
El caso paradigmático,
fue el ingenio El Paraíso de los Sres. García, que debía abonar el jornal de
seis meses a sus obreros, y cultivadores (en las plantaciones trabajaban 500
peones). El reclamo de pago fue respondido por parte de la administración: “(…) con aplicar feroz paliza a los que
siguieran molestándoles (…)”[19] Ante esta respuesta inusitada, el día 30 de
abril, cerca de 80 peones con varios
mecánicos al frente, se movilizaron hacia la casa particular de los dueños, en
la ciudad de San Miguel de Tucumán. García, ante esa manifestación, se negó a
pagarles lo que les correspondía, e incluso los amenazó. La zafra había terminado,
y sin dinero, algunos peones, fueron asilados en el Centro Cosmopolita de la
capital tucumana, y otros vagaban por las calles de la ciudad.[20]
Otro caso indignante, fue
el que sucedió en el ingenio El Manantial de Mr. Hill, en 1902. Allí tanto
Guillermo Hill como su hijo Federico, apalearon a un colono que venía a
reclamar lo suyo[21],
hecho denunciado por el periódico La Vanguardia.
Esos maltratos fueron
denunciados sin ambages por el R.P. Fray S. Villalba, en sus ya famosas
conferencias, en distintos centros obreros y también en la Sociedad Sarmiento.
Este sacerdote, apartado del clero que apoyaba a los industriales, preanunció
que iba a suceder un “estallido social” por esas violaciones a los derechos del
ser humano, en el año 1903.
Además, el diario El
Orden, describía que: “(…) la campaña
se encuentra asolada y el pequeño comercio muerto (…). Miseria de los pequeños
cultivadores y el hambre de los peones de ingenio”[22] Y que eran maltratados los empleados de los ingenios y
plantaciones de caña.[23] Además el diario La
Nación en un informe describe con crudeza las condiciones de vida de los
peones:
“Cuartos pequeñísimos (…), donde hacinados viven hombres,
mujeres y criaturas en vergonzosa promiscuidad, cuando en vez de cuartos de
ladrillos (no) poseen solamente un rancho de paja o de hoja de caña, (…). Las
personas que hayan visitado algún establecimiento en estado de cosecha habrán
podido ver el miserable estado de vestimenta de esta pobre gente, lo que unido
a la mala vivienda y peor comida (…)”[24].
Quizá un acto de
resistencia contra los dueños del ingenio Los Ralos, sociedad Avellaneda y
Terán, fueron las llamas que se produjeron a las 4 a.m. y que arrojaron
pérdidas de 10 a 11 mil pesos, señalando su administrador y socio Belisario
Terán, que la fábrica no estaba asegurada[25].
A pocos días del posible
atentado, exclamaba El Orden: “Estamos
en plena actividad de trabajo. Las chimeneas de treinta ingenios arrojan
gruesas columnas de humo durante las 24 horas del día (…)”[26] Esa muestra de pujanza y
poderío de los potentados, contrastaba obsenamente con la realidad social del
trabajador de ingenio y de cerco.
En conclusión, es en el
año 1903 en que estalla en Tucumán, la “cuestión obrera”. Distintos actores
comenzaron a debatir esa problemática postergada desde 1896. La tribuna será la
Sociedad Sarmiento en San Miguel de Tucumán. Y se discutirá con ardor desde los
diarios provinciales y nacionales. Célebres fueron las conferencias del Padre
Federico Grote y la réplica del escritor Jaimes Freyre[27]. No debemos olvidar la
“sensibilidad” del gobierno tucumano ante las denuncias que se hicieran desde
los medios metropolitanos sobre la problemática social. Y es llamativo el
espíritu combativo del un miembro del clero como Padre Villalba que se enfrentó
también al poder eclesiástico que siempre estaba del lado de los industriales[28].
Preocupado el Estado
roquista por la extensión de la violencia anarquista -que estaba
desestabilizando el modelo agro-exportador- aceptó la incorporación del ala
liberal[29] a su gobierno. Tal el
caso del ministro Joaquín V. González, que a pesar de sostener la expulsión de
los anarquistas[30],
intentó bloquear su acción a través de
un proyecto de legislación laboral, en donde se introducían algunos cambios en
el mundo laboral. Dicho proyecto fue escrito por varios socialistas: Lugones,
Storni, Bialet-Massé y otros[31] … Y si bien fue rechazado
en forma tajante, por el anarquismo, el Partido Socialista, y los industriales
(U.I.A.), no coincidió con esta opinión, el diputado socialista Alfredo
Palacios, que mantenía una buena relación con el roquismo[32].
Se puede señalar, que
este proyecto se apoyó, en el caso de la situación de los ingenios tucumanos,
en las visitas que el inspector Juan Bialet-Massé realizó a Tucumán,
posiblemente después de marzo y durante el mes de agosto del año 1904; y que
estudió in situ el desenvolvimiento de
propia industria azucarera, tanto en la fases industrial como en la
socio-laboral. En el año anterior (1903) el Ministerio de Industria y Comercio,
había enviado una planilla a todos los ingenios para relevar, las condiciones
de trabajo y de qué manera funcionaban los ingenios. Sabiendo que los iban a
inspeccionar, desde distintas reparticiones del gobierno, la respuesta de los
ingenios, fue pintar las fábricas y blanquear las casas de los obreros, como se
aprecia en las fotografías del Informe de Bialet-Masse[33]. Ya estaba concluyendo su
célebre investigación. Se debe destacar, que en dicho Informe, se aprecia dos
momentos: uno referido, al tomar contacto con la deplorable realidad social del
peón, en donde este inspector nacional, en un rapto de furia exclama: que “con
dos huelgas se arregla todo”[34] ¿Qué hechos habían molestado sobremanera: las condiciones
de vida del trabajador azucarero, las “rancherías” –cuya fotografía es lejana y
difusa, ocultadas con polvo, la verdad lacerante.
Como se aprecia, para el
Estado nacional, era una preocupación disminuir y controlar la combatividad
anarquista, que provocaba sacudimientos en la administración conservadora. Y
los industriales veían con preocupación, la extensión del anarquismo hacia la
franja azucarera. Porque, las condiciones indignas de los trabajadores y sus
familias, facilitarían la captación de los mismos[35].
En consecuencia,
Tucumán, se convirtió en una ardorosa tribuna política, en donde confluyeron
protagonistas con diferentes cosmovisiones políticas y sociales, pero que
coincidían en el diagnóstico social, sobre de los sectores subalternos de la
agroindustria azucarera, tales como: el Padre Villalba, Juan Bialet-Massé, Adrián Patroni, Juan Alsina y otros.
A continuación,
mencionaremos las condiciones materiales de los peones azucareros, y esta
trascendental cuestión, como elemento recurrente de tensión social. ¿Por qué?
Las causas pues, abarcan todo el abanico de las cuestiones social y obrera:
bajos salarios, largas y extenuantes jornadas de labor (14-16 horas), pobres
viviendas, raciones de mala calidad, maltrato al trabajador, condiciones
inseguras en la fábrica que provocaba accidentes de trabajo, también trabajo de
menores y mujeres en condiciones similares a los varones, ausencia de higiene
en las viviendas, precariedad de las viviendas, nula o baja protección y
asistencia al obrero por parte del ingenio, mala vestimenta del peón y familia
… Junto al vale de ingenio y la existencia de la proveeduría del mismo, que
recargaba los precios de los artículos de primera necesidad, debiendo los
peones comprar en los mismos, o para canjear los vales o por obligación expresa
de la fábrica. Muchos de estos tópicos
están tratados en el Informe de Bialet-Massé que tuvo una primera estadía en
marzo/abril de 1904 y debido a que varios ingenios no le permitieron la visita,
volvió en el mes de agosto. Y agrega: que existían peones santiagueños
quichua-parlantes, pocos con instrucción primaria, elevada presencia del
alcoholismo muchas veces fomentado por los pulperos socios del ingenio, también
habían extranjeros que no hablaban castellano[36]. La presencia del alcohol
llevaba a continuos hechos de sangre, y accidentes, como se aprecia de la
lectura de los diarios de la época[37].
Toda la cuestión social azucarera emergerá con
avasallante crudeza, durante la huelga de junio de 1904.
Junio de 1904; ¡Viva la huelga![38]
Durante el mes de junio
de 1904, se empezaron a producir en los ingenios del departamento de Cruz Alta,
amagues de huelga[39]. Y los peones del ingenio
San Miguel propiedad de los Sres. Bustamante, decidieron conformar una Sociedad
de Resistencia y Mutual en la casa de Santiago Cardozo (h). Este era un cañero,
se presume acreedor del ingenio, que tenía pulpería cercana a dicha fábrica. La
constitución de este gremio, incomodó a Francisco Bustamante, que convocó a la
policía del lugar para reprimir a esa sociedad obrera. El 10 de junio, fueron
atacados a sablazos por los policías a caballo y tiros de mauser; los peones
huyeron hacia el cañaveral para salvarse de tal golpiza. Esta “salvaje” y
generalizada represión policial dirigida por los comisarios Sayago y Pérez[40], provocó la reacción de
muchos de los trabajadores de los otros ingenios del departamento de Cruz Alta,
que en acto de indignación y solidaridad, abandonaron los lugares de trabajo.
Ante la magnitud y
profundidad del conflicto, fue convocado por los socialistas, -que formaban
parte del Centro Cosmopolita de Trabajadores (CCT) de la provincia-, Adrián
Patroni[41], uno de los dirigentes
más importantes de la recientemente creada UGT (Unión General de Trabajadores).
Y allí comenzaría otra historia.
¿Con qué se encontró
Patroni? ¿Cuál fue su percepción del problema gremial y del estado de la clase
trabajadora vinculada a la producción azucarera? En primer lugar, los obreros
no estaban organizados, con excepción del ingenio San Miguel, que en los
primeros días de junio de ese año, habían constituido una sociedad de
resistencia. Y observó directamente, cómo vivía esa gente y en qué condiciones
trabajaba[42],
y que reflejará como corresponsal de La Vanguardia, entre otros medios.
La generalización del
conflicto en los ingenios del departamento de Cruz Alta, en donde existía una
gran concentración industrial -12 ingenios-, era más una reacción a la
represión policial, que parte de un programa orgánico de demandas sociales.
Aunque, algunos trabajadores eran permeables al anarquismo, pero sin una activa
militancia, tampoco se encontraban militantes socialistas en los ingenios y en
el surco. No existiendo líderes del propio sector azucarero, los socialistas
acercaron a sus principales dirigentes nacionales, como el caso de Patroni
–pintor letrista, polemista y escritor- y otros que realizaban viajes de
proselitismo por el interior (caso Torcuato Gatica, por ejemplo). Y en el medio
local, Manuel F. Villarpando –tipógrafo- que ocupaba el cargo de secretario de
la CCT en la capital tucumana, y que era dirigente de la Unión Tipográfica
local; y otros que se foguearon en ese amplio movimiento social. Concluyendo,
todos esos dirigentes, la mayoría ajenos a la vida cañera, construyeron el
gremialismo azucarero junto a la firme voluntad de los peones, que lucharon,
por la legitimidad de sus reclamos sociales.
Los ingenios se podrían
agrupar en tres zonas. En San Miguel de Tucumán: Amalia, San Felipe y El
Manantial, que son pequeñas fábricas Cruz
Alta: en donde funcionan 12 ingenios y el sur tucumano donde estaban radicadas
9 fábricas. En total 25 ingenios.
El gobernador Lucas
Córdoba, era amigo de varios industriales y grandes cañeros, que también eran
representantes en la Legislatura y algunos como legisladores en el Congreso.
Desde el comienzo de la huelga se apreciará una división entre los dueños de ingenios.
Se podría armar tres grupos, que irán cambiando su constitución con el decurso
de la huelga: los conciliadores, los conservadores y “los ultra-conservadores”.
Entre esos últimos, se encuentran los dueños y administradores del San Miguel
(Cruz Alta, inicio del conflicto), y en
el sur: La Providencia (Río Seco, Monteros), Santa Rosa (Rougés), Santa
Ana (Hileret), y el más lejano La Invernada en el departamento de Graneros.
¿Quiénes eran los industriales y cañeros grandes –podrían existir otros actores
azucareros opuestos al cambio social-, que se resistían a acordar
modificaciones en las condiciones materiales de los trabajadores?, porque
consideraban como dijo Melchor Bustamante (San Miguel): “que no hay nada que
cambiar”[43].
Patroni y Villarpando
por distintos medios de transporte –auto, tren o a caballo, se movieron por la
provincia, muchas veces arriesgando sus vidas ante posibles amenazas de algunos
industriales[44].
Porque eran muchos los ingenios a recorrer, y las reuniones y asambleas se
multiplicaban por todo el medio rural. Sin olvidar los continuos viajes a San
Miguel de Tucumán, en donde residía el gobernador Lucas Córdoba, y además
funcionaban tres fábricas (Amalia, San Felipe y El Manantial).
La huelga se había
extendido por todo el territorio provincial, y muchas usinas, ante la falta de
brazos, se vieron obligadas a detener la molienda de caña. Durante tres semanas
los peones vivieron una mezcla de tensión y alegría por poder pelear por sus
derechos postergados; y fastidio y dramatismo desde el sector patronal, por las
posibilidades ciertas de que no se pudiera moler la caña, entre otros efectos
negativos.
Existieron muchas
negociaciones, pero la mayoría de los propietarios de ingenios, argumentaba que
no podían realizar concesiones de manera particular, como también se lo
señalaron en Buenos Aires a Patroni, los directivos del Centro Azucarero. Se
buscaba una solución equitativa, y los del ingenio El Paraíso, acercaron una
solución conveniente (45 pesos mensuales sin ración).[45]
Los trabajos de resistencia se habían
extendido por toda la provincia. Había reuniones en casas particulares donde
después se fundarían centros obreros: Pérez, Los García … Hubo problemas entre
la policía y los peones en el ingenio Lastenia.[46]
Finalmente el día 27 de
junio, llegó la solución definitiva. En el despacho del gobernador Lucas
Córdoba[47], se reunieron: el
industrial Alfredo Guzmán (ingenio Concepción) representante de los
industriales de Cruz Alta y Adrián Patroni (delegado de la UGT), en
representación de los peones de aquellos ingenios. Actuando como garante el
mismo gobernador. Y se resolvió lo siguiente:
a)
Aceptar las disposiciones de la ley nacional de trabajo en la
parte pertinente a los “consejos de conciliación”, a fin de dar solución al
conflicto
b)
Quedó fijado como sueldo de los obreros un mínimo de 43 pesos
mensuales, sin alimentación (ración), pagaderos en billetes en forma quincenal,
importando un aumento de 9 pesos
c)
Desde mañana [28 de junio] se reanudará el trabajo en Cruz Alta.
d)
Esta solución se espera que la “aceptarán los industriales” del
resto de la provincia[48]
Ese
vasto movimiento obrero, porque involucró a la mayoría de los trabajadores del
azúcar, no finalizó con el convenio del 27 de junio. El acuerdo, recordemos,
fue sólo extensivo para el departamento de Cruz Alta, y el ingenio San Felipe
de la capital, no se adhirió a ese convenio. Pero en el sur, los peones
solicitaron iguales condiciones que sus compañeros, y ante la negativa de los
industriales, empezó la huelga y se extendió por Famaillá, Monteros, y los
demás departamentos sureños. Por ejemplo en los ingenios: de la Azucarera
Argentina, Trinidad (C.A.T.), Nueva Baviera (C.A.T.) y Corona de Concepción
entre otros. Los administradores de estas tres últimas fábricas, aceptaron las
condiciones de la mediación Patroni, que era avenirse a lo firmado en el
convenio. También lo aceptó el ingenio San Felipe de la capital. Carlos Rougés
socio-administrador del ingenio Santa Rosa de Monteros, no quiso tratar con el
delegado de la UGT, y debió suspender la molienda por falta de brazos[49].
El
delegado Patroni, se quedó unos días más en el sur, mientras esperaba la
aceptación de las condiciones del convenio firmado en Casa de Gobierno –el
pasado 27 de junio- por los industriales sureños. La Prensa, veía una “explotación
oficialista” del conflicto y acusaba al gobernador de “fomentar las huelgas”[50]. Ya se sabía del
enfrentamiento de varios de los dueños de esas usinas, con la administración
Córdoba, y que habían fundado la Unión Popular.[51]
Ante
la postura negativa de Rougés, a realizar las mejoras salariales, y otras,
contenidas en el convenio, los peones del Santa Rosa se trasladaron a la
estación de Monteros a ver a Patroni[52].
Patroni,
inició también gestiones ante los industriales de Cruz Alta, para que fuesen
incorporados al acuerdo ya firmado, los peladores de caña que no habían sido
incluidos. Y además, los cinco ingenios de la C.A.T. les pagarían un peso por
cada 1.000 kilos de caña en buen estado.
También
el ingenio La Providencia de Río Seco, entró en huelga y hacia allí se dirigió
el delegado de la UGT, junto a Lizárraga que colaboraba en las tareas de
propaganda[53].
J. P. Moyano, administrador de esta usina, se negó a tratar con el delegado
Lizárraga, que junto a otros peones fueron expulsados del predio. La policía se
negó a reprimir a los huelguistas por orden general del gobernador, y Moyano se
ufanó con las siguientes expresiones: “(…)
poniendo un agente para que presenciara la forma en que deseamos ejercitar el
derecho de legítima defensa (sic), pues no podemos consentir que media docena
de intrusos, vengan a impedir el trabajo honrado de 900 á mil peones que tiene
el ingenio. Por la noche se produjo un violento incidente, en donde el personal
superior de la fábrica repelió a balazos a cinco personas. Como resultado, la
policía detuvo a dicho personal y hubo tres incomunicados.”[54]
Finalmente:
¿cuáles fueron las banderas de lucha de esas inolvidables jornadas de junio? Se
luchó para mejorar las remuneraciones, la eliminación de la ración generalmente
de mala calidad; contra el vale de ingenio que era una ficha o cartón con su
sello y que sólo se podía utilizar en la propia proveeduría del mismo; que el
pago fuera en moneda nacional y de manera quincenal. La llegada del gremialismo
socialista al medio rural que es un logro poco analizado, pero no se debe
olvidar que existió una colaboración de militantes anarquistas, que también
luchaban por mejorar las condiciones de vida y trabajo de los peones azucarero.
También se logró el derecho de reunión y la posibilidad de crear centros de
obreros en las cercanías de los ingenios. Y finalmente se utilizó por primera
vez en la Argentina, un nuevo instituto “el consejo de conciliación”[55] del proyecto del código
nacional del trabajo, esto marcó una originalidad sólo apreciada por muy pocos
historiadores.
Y
la lucha continúa: contratistas, peones y situaciones de desamparo
En el mes de septiembre,
de ese mismo año, se generaron problemas con los peones que dependían de los
contratistas. Como consigna La Vanguardia, los ingenios San Felipe
(capital), San Andrés, Cruz Alta y Los Ralos (de Cruz Alta), violaron el
convenio. Éstos eran el dominio de los contratistas: Paz, Garay, Quito y
Alderete, que “(…) se negaron a entregar
los pasajes para que los pobres santiagueños retornaran a sus casas, a pesar de
haber sido descontados de sus haberes”[56]
Procedimientos gremiales, modalidades de resistencia de los
trabajadores y respuesta de los industriales durante la(s) huelga(s) de 1904[57]
Se podría considerar al
año 1904, como un hito fundacional. Todo estaba por hacerse. Aunque hay que
recordar que el proceso de luchas y resistencias venía de varias décadas, como
lo atestiguan los trabajos de Daniel Campi[58]. Es así como Adrián
Patroni junto a Manuel F. Villarpando implementaron distintos mecanismos de
propaganda y acción gremial, entre ellos los siguientes:
a)
Asambleas: se empezaron a realizar reuniones de trabajadores, para crear
una conciencia de lucha, y conocer la evolución de las tratativas con los
industriales. Fueron asambleas masivas al aire libre, cuyos objetivos aparte de
los anteriores, consistía en explicar la labor gremial, y que los peones
conocieran sus derechos y las obligaciones de los patrones en el mundo del
trabajo. Esas clases públicas sobre los derechos de los trabajadores, las
inició Patroni, y las continuó Villarpando.
b)
Volantes: en esas hojas sueltas, están contenidas las demandas de los
peones, se sintetiza lo conversado con los industriales azucareros. Son
proclamas en donde se fija un lugar y fecha de reunión … Estos escritos eran
inexistentes en la campaña tucumana, hasta la llegada del “propagandista”
gremial A. Patroni
c)
Conferencias: en la Sociedad Sarmiento y el Centro Cosmopolita de
Trabajadores de San Miguel de Tucumán, Patroni realizó exposiciones sobre los
derechos de los trabajadores y las obligaciones de los industriales hacia sus
empleados
d)
Centros obreros: debido al problema que siempre existía con los anarquistas, y
que había motivado la creación de la UGT; también debieron fundar centros
socialistas para seguirle disputando el poder obrero a aquel sector. No se debe
olvidar, que los centros que se fundaron en la campaña, no pertenecían todos a
la línea socialista
e)
Reportajes y denuncias periodísticas: Patroni, y luego otros
gremialistas “azucareros” como Villarpando y demás delegados de la UGT,
utilizaron mucho al periodismo como arma política y de denuncia por las
condiciones materiales de vida y trabajo de los peones azucareros. El hecho de
que uno de los fundadores de la UGT, fuera a Tucumán y se involucrara
directamente con los peones de ingenio,
motivó el interés de los medios metropolitanos de prensa, junto a la
problemática política de esa época. No olvidemos que esa era la provincia del
presidente J. A. Roca –segundo mandato- y allí tenía un importante poder
político y fuertes relaciones de amistad y lazos de parentesco, con la élite
azucarera. En consecuencia la prensa nacional y local, le dio una gran
cobertura a este movimiento social contra el establisment económico-político.
El diario tucumano El Orden, siguió con simpatía la huelga, hasta el
momento en que el gobernador Lucas Córdoba intervino directamente para llegar a
un acuerdo de conciliación en base al proyecto de legislación laboral
f)
Reuniones con industriales y con autoridades políticas. Patroni, llegó
a la provincia en calidad de Delegado de la UGT el 11 de junio, y se puso al
frente de la huelga de peones. Debió conformar un grupo de trabajo integrado
por hombres ajenos a la industria, pero que conocían la problemática social[59]
Ahora,
comenzaremos a analizar brevemente, las modalidades de acción directa
implementada por los peones de ingenio y del surco, bajo la dirección de los
líderes socialistas, o realizadas por activistas de orientación anarquista:
a)
Huelgas: tuvo un enorme apoyo el retiro del lugar de trabajo y la no
concurrencia de los trabajadores de ingenio. Posteriormente en las asambleas
que se realizaban en las cercanías del ingenio, los líderes gremiales iban
relatando cómo se desarrollaban las negociaciones y se proponían distintas
acciones de protesta. Constituyendo esta modalidad, la más utilizada por las
masas trabajadoras
b)
Entrega de pliego de condiciones a los administradores de
ingenio: conteniendo por escrito, el conjunto de reivindicaciones o mejoras
pretendidas por los peones
c)
Movilizaciones: además de las que se hacían en la ciudad, y que terminaba en
mítines (con discursos de oradores en una plaza y en el Centro Cosmopolita de
Trabajadores), se implementó la modalidad de recorrer las calles internas de
los ingenios, manifestando a los gritos, su intención de huelga, y reclamando
la adhesión a esa medida, de los peones que estaban en el lugar. Muchas veces,
los trabajadores se retiraron engrosando esas columnas. Esa situación de
desafío por parte de los peones, provocó amenazas y reacciones violentas por
parte de los administradores hacia los huelguistas, quiénes tenían su personal
de seguridad e incluso el apoyo de la policía del lugar.
d)
Boicot: esta medida consistió, en una prohibición de compra por parte
de los trabajadores, en negocios que pertenecieran a los contratistas o casas
comerciales de los dueños o socios de los ingenios. Esta acción de fuerza, se
aplicó, como protesta por la falta de pago a los peones, ante el incumplimiento
de acuerdos laborales o como reacción
por maltratos físicos a los trabajadores de ingenio o de fincas
cañeras
e)
Sabotajes: estas formas de resistencia sucedieron muchas más veces, de
las que inicialmente hubiésemos pensado, como se aprecian en las crónicas de la
época. Consistió, en algunas oportunidades, en obstrucciones con elementos
metálicos –clavos por ejemplo- a un trapiche y de allí, se producía chispas que
derivaban en la extensión de llamas en el ingenio.
f)
Atentados: También se produjeron incendios en los cañaverales y campos de
las fincas. Otros posibles ataques a los
industriales, fueron la destrucción de sus casas comerciales en la
ciudad, por obra quizá de una bomba incendiaria o por directamente prenderles
fuego a esos inmuebles. Se podría atribuir estas prácticas a los anarquistas,
aunque la prensa guardaba silencio sobre la autoría y motivaciones de esos
ataques a la propiedad.
Debemos
aclarar que los sabotajes y atentados, generalmente se producían de noche,
cuando existía poco control y personal en las usinas. Y formaban parte del
ideario libertario.[60]
En
este marco fáctico de movilización social de los trabajadores, los industriales
reaccionaron de distintas maneras:
a)
Frente a la negociación con los delegados de los peones, los
patrones no actuaron como un frente unificado, y de allí su división en varios
grupos: los que querían negociar, los que se negaban a hacerlo, y los que
esperaban acciones comunes o respuestas corporativas[61]
b)
Un grupo rechazó en forma tajante la negociación con los delegados de los peones,[62] Que sostuvieron un
discurso hostil a los reclamos obreros, desde la negación de la realidad
social, hasta buscar confrontación directa[63]
c)
Expulsión de los peones de sus casitas, debiendo pasar la noche
con su familia en forma inclemente, por el frío de la época otoñal. Que al no
tener dinero para el boleto de tren, se volvieron caminando hacia Santiago del
Estero[64]
d)
Mandar a las fuerzas policiales a desalojar el lugar de
reuniones. A veces con la fuerza física, como el hecho del 10 de junio de 1904,
o cuando cerraron los centros obreros, vulnerando la libertad de reunión.
También la reducción a prisión o agresiones físicas por parte de la policía
contra los peones[65]
e)
Amenaza armada a delegados y peones. Incluso es famoso el relato
cuando Hileret con un grupo de “guapos” fue a recibir a Patroni y los suyos a
la estación de Santa Ana (Concepción), y allí lo amenazó de muerte, pero fue
protegido por una comisión del lugar dirigida por el comisario del lugar[66]
Consideraciones personales
En el presente artículo,
se han intentado explicar y describir el proceso de resistencia de los
trabajadores azucareros de Tucumán, que derivó en las jornadas de junio de
1904.
A través de esta
apasionante investigación, se han apreciado sabotajes en las usinas, incendios
en propiedades rurales y en almacenes de las propias firmas azucareras; riñas
sangrientas, muertes a la vera del camino –quizá producto del alcohol y luego
pisados por los carros que incesantemente transportaban caña-, muertes por
accidente o arrojamiento de peones en los trenes cañeros, accidentes de toda
clase en las fábricas, trabajos de menores y sus “descuidos”.[67]
Finalmente quedan temas
atinentes a la historia del trabajo femenino e infantil en la ruralidad
azucarera, ya tratados por algunos historiadores. Pero que se debe seguir
profundizando.
* Presentado en las VII JORNADAS INTERDISCIPLINARIAS DE ESTUDIOS AGRARIOS Y
AGROINDUSTRIALES, Bs. As., los 1-4 noviembre de 2011, organizado por la
Facultad de Ciencias Económicas, UBA.
[1] Se
agradece a varios historiadores por su colaboración en la realización de esta
investigación. Principalmente a Noemí Girbal-Blacha por las fructíferas y
amenas conversaciones sobre la problemática social azucarera, junto a otros
tópicos de la historia de esa agroindustria, además de Silvia Ospital por su
amabilidad permanente. En Tucumán, se está en deuda con María Celia Bravo y
Daniel Campi, que trataron en estos años a un porteño como si fuera tucumano, y
que ayudaron con sus puntos de vista, a la construcción de ésta y otras
indagaciones acerca del pasado de los trabajadores azucareros. También a
Roberto Pucci y Ricardo Rosenzvaig, por sus muestras de consideración. Se debe
agradecer las valiosas críticas a un borrador que presentó el autor, por parte
de Enrique Mases y Mirta Zaida Lobato en las II Jornadas de Historia Social de
La Falda, Córdoba, año 2007. Y en las III Jornadas de Historia Social
correspondientes al año 2009, fue muy esclarecedor el intercambio en la
comisión que dirigía M. Z. Lobato. Un reconocimiento, para Alejandra Landaburu,
por facilitar material indispensable para la investigación. Finalmente se
aclara que todo el contenido de esta ponencia, es responsabilidad del autor. Y
se agrega, que debido a que el trabajo superaba a los requerimientos de este
evento académico,
hubo que ajustar significativamente su
espacio.
[2] Cerco: término usado desde muy antiguo en Tucumán para la caña de
azúcar, que implican trabajos de plantación y cultivo.
[3] Julio P. Ávila: “Medios prácticos para mejorar la
situación de las clases obreras, 1892”, que
reeditado y analizado por Daniel Campi en: Revista de Estudios del
Trabajo (ASET), N° 30, 2° semestre, 2005; Paulino Rodríguez Marquina: Director
de la Oficina de Estadística de Tucumán. Escribe: La mortalidad infantil en
Tucumán, Bs. As., 1900; Adrián Patroni: trabajadores de la Argentina, 1897;
reeditado por Víctor O. García Costa: Adrián Patroni y “Los trabajadores en la
Argentina”, Bs. As., Centro Editor de América Latina, 1990; Juan Bialet-Massé:
sobre el estado de la clase obrera en el interior de la República (1904),
Bs. As., Hyspamérica, 1986, 2 tomos. En
la edición de 1904, consultada eran 3 tomos.
Bialet-Massé estuvo dos veces en Tucumán, en los meses de marzo y agosto
de 1904. / El Orden: 4.05.1903, 8.06.1903, 13.06.1903, 15.06.1903,
17.06.1903, que se completa con un análisis en ese diario sobre la Encíclica
papal Rerum Novarum (1891) del Papa León
XIII -a propósito de su muerte el 20.07.03- el 24.07.03: haciendo hincapié
sobre el “jornal necesario” y el “descanso necesario”. Juan
Alsina: El obrero en la Argentina, Bs. As., Imprenta de la calle México 1422,
1905; tomo I: pp. 306-325 y tomo II: pp. 380-383 (salarios) y 410-412 (precios
de alimentos). El diario El Orden reprodujo durante el año 1903: las
encendidas conferencias del francisco Villalba.
[4] Adrián Patroni: cubre la huelga
de 1904 como cronista de La Vanguardia, y es también un habitué de El
Orden, La Prensa y La Nación, entre otros diarios.
[5] José Panettieri: Los trabajadores, Bs. As., Editorial
Jorge Alvarez, 1968; otros aportes suficientemente conocidos: Manuel García
Soriano: “La condición social del trabajador en Tucumán durante el siglo XIX,
Revisión Histórica, Tucumán, N° 1; el
geógrafo francés Romain Gaignard: “Une Spéculation Tropicale en Crise: Les
Plantationes de Canne a Sucre de Tucumán” Les Cahiers d´outre-mer, Toulouse,
1964, N° 67, 17 éme anneé; Marcos Giménez Zapiola: “ El interior argentino y el
´desarrollo hacia afuera´ el caso de Tucumán”, Gimenez Zapiola M.(comp.), El
régimen oligárquico. Materiales para estudio Jorge Balán: “Migraciones, mano de
obra y formación de un proletariado rural en Tucumán, Argentina, 1870-1914”,
Demografía y Economía, México, 1976, vol. IX, N° 2, 29, pp. 201-235. Donna J.
Guy: Política azucarera argentina: Tucumán y la generación del 80, Tucumán,
Ediciones Fundación Banco Comercial del Norte, 1981 –reedición: por Editorial
de la UNT (EDUNT), 2008, junto a la traducción de dos artículos.
[6] Daniel Santamaría: Azúcar y Sociedad en el Noroeste
Argentino, Bs. As., Editorial IDES, 1986, N° 11. Roberto Pucci: “Tucumán,
1880-1917: su estructura económica y social. Pautas para una interpretación del
´despegue azucarero´ “, Cuadernos de Historia Regional, Bs. As., U.N.LUJÁN,
abril-1986, N°5; y La élite azucarera y la formación del sector cañero en
Tucumán (1880-1920), Bs. As., Centro Editor de América Latina, 1989, N° 37; Ricardo
Rosenzvaig: Historia social del azúcar, Tucumán, UNT, 1986, tomo II, El Ingenio.
Ver del mismo autor: La Cepa. Arqueología de una Cultura Azucarera
–Enciclopedia-, Tucumán, UNT, Ediciones Letra Buena, 3 tomos (1995-1997-1999),
con la colaboración de investigadores y alumnos de la Facultad de Artes-UNT.
María Celia
Bravo: “Liberales, socialistas, Iglesia y patrones frente a la situación de los
trabajadores en Tucumán”, Juan Suriano (comp.): La cuestión social en Argentina
1870-1943, Bs. As., Editorial La Colmena, 2000; la consulta de este artículo
fue la fuente de inspiración de esta ponencia y
para próximos estudios sobre la conflictividad social en Tucumán,
durante la primera década del siglo XX. Ver: de la misma autora, su tesis
doctoral publicada: Campesinos, azúcar y política: cañeros, acción corporativa
y vida política en Tucumán (1895-1930), Bs. As., Rosario, Prohistoria
Ediciones, 2008. Daniel Campi: Azúcar y trabajo. Coacción y mercado laboral en
Tucumán, Argentina, 1856-1896, Tesis doctoral inédita, Universidad Complutense
de Madrid, Madrid, 2002. Patricia Juárez Dappe
(California State University, Norhridge): “Cañeros and colonos: Cane Planters
in Tucumán, 1876-1895, J. Lat. Amer. Stud. 38, 123-147, Cambridge
University Presss, printed in the United Kingdom, 2006, se le agradece el
intercambio a la distancia, y haber mandado sus trabajos por e-mail. Noemí
Girbal-Blacha: “Estado, modernización azucarera y comportamiento empresario en
la Argentina (1895-1914)”, Campi D. (comp.): Estudios sobre la historia de la
industria azucarera argentina, 2 vols., Tucumán, UNT, 1993. Arq. Paterlini de
Koch: Pueblos azucareros de Tucumán, Tucumán, Instituto Argentino de
Investigaciones de Historia de la Arquitectura y del Urbanismo-Universidad
Nacional de Tucumán, 1987; Historia urbana de las Américas. Pueblos
industriales del cono sur latinoamericano, UNT, 49° Congreso Internacional de
Americanistas (ICA), Quito, Ecuador, 7-11 de julio de 1997. Alfredo Bolsi y
Ricardo Pucci: “Evolución y problemas de la agroindustria del azúcar”,
Problemas Agrarios del N.O.A. (Contribuciones para su inventario), Instituto de
Estudios Geográficos (I.E.G.), Facultad de Filosofía y Letras, UNT, San Miguel
de Tucumán, 1997, pp. 113-133. José Antonio Sánchez Román: La dulce crisis:
Estado, empresarios e industria azucarera en Tucumán, Argentina (1853-1914),
Diputación de Sevilla, Universidad de Sevilla, 2005.
[6] Y
específicamente sobre el tema de las huelgas en los ingenios azucareros de
Tucumán, entre los años 1904-1907, existen muy pocos trabajos a destacar: María
Celia Bravo: op. cit.; Daniel Campi: “Bialet-Massé y los trabajadores del azúcar”,
A cien años del informe de Bialet-Massé. El trabajo en la Argentina del siglo
XX y albores del XXI, UNIHR, UNJU, 2004, pp. 175-190. Miguel Galván: Las primeras huelgas azucareras
en Tucumán a comienzos del siglo XX. Política y Teoría, N° 41, julio-octubre
1999. Norma Giarracca: Tucumanas y tucumanos. Bs. As. La Colmena, 2000.
[7] Daniel Campi: “Captación forzada de mano de obra y trabajo asalariado en
Tucumán, 1856-1895”, Anuario del IEHS, Facultad de Ciencias Humanas, UNCBA,
Tandil, 1993, N° 8, pp. 47-71; otros trabajos.
[8]
María Inés Monner Sans: “El triunfo radical en Tucumán”, Todo es Historia, Bs.
As., 1989, N° 263, mayo. Esta historiadora sostiene que a pesar de la abolición
de la ley de conchabos en 1896, continuó como “ley negra”.
[9] Revista Azucarera:
sobre el trato dispensado a los obreros en el ingenio Esperanza, ello no fue
impedimento para que allí también los peones reclamaran por mejores condiciones
laborales. Y elogios por parte de Bialet Massé al administrador del ingenio
Esperanza Pedro Alí Alurralde sobre este tópico.
[11] El Orden, 7.02.1900: Consejo
de Higiene. Agua potable en los ingenios, por resolución del 6.02.1900. Se
obliga a los ingenios y a otros establecimientos “agrícolas e industriales” a
construir pozos hasta el 10.03.1900: “(…) que provean de agua potable a los
peones y demás personal de servicio (…)”; y también en ese plazo, “(…)
pavimenten y blanqueen todas las construcciones de material, habitadas por
trabajadores.”
[14] María Celia Bravo: “Las leyes ‘machete y la ruptura del frente azucarero tucumano”, en Campi,
Daniel (comp.):
Estudios sobre la historia de la industria azucarera argentina, S. S. de Jujuy,
UNJU-UNT, 1991, vol. I, pp. 65-96, y tesis doctoral ya citada. Y de la misma autora junto a Vanesa
Teitelbaum, “Socialistas y católicos disputando el mundo de los trabajadores.
Protesta, sociabilidad y políticas en Tucumán (1895-1910)”, en Entrepasados,
Bs. As., N° 35, comienzos de 2009, pp. 67-87.
[15] Falcón, Ricardo: La Barcelona Argentina. Migrantes,
Obreros y Militantes en Rosario 1870-1912, Rosario, Laborde Editor, 2005.
Existe una importante bibliografía: sobre el tema de la combatividad anarquista
y el sistema represivo impuesto durante la República conservadora,
especialmente ver los trabajos de Suriano, incluidos aspectos de la cultura
anarquista.
[16] A partir del año 1896, los socialistas comenzar las giras de propaganda
por el interior: Constante Galletti, Adrián Patroni, Torcuato Gatica y otros
militantes.
[17] El Padre Villalba, fue un ariete en la lucha por la
dignidad del trabajador azucarero, como se desarrollará más adelante en esta
ponencia.
[27] El Orden,
5 y 6 de marzo de 1903: 1ª. Conferencia sobre el Socialismo, en donde se enfrentaron el Padre Grote, Director
General de los Centros de Obreros Católicos de la Argentina y Ricardo Jaimes
Freyre, escritor boliviano radicado en Tucumán,
que defendía el socialismo y que apoyaba las “reivindicaciones proletarias”
[28] Del trabajo de María Celia Bravo
(2000) sobre Liberales, socialistas, Clero … , íbid, y de la lectura de El
Orden, surge que, la Iglesia tucumana sostenía el poder de los industriales
azucareros. Permanentemente, la aristocracia azucarera, tenía el apoyo del R.
P. Boisdrón. El Centro Católico, fue creado en Tucumán en 1895, por el dominico
Zavaleta, y era dirigido por los propios dueños de ingenio. Lo que se intentaba
era mantener dominado al peón de ingenio y desestimar como nocivas los otros
planteos ideológicos, léase anarquistas y socialistas, principalmente se
querían impedir las huelgas. Y posteriormente se verá, que ante el aumento de
la conflictividad social en el mundo azucarero, los industriales convocaban en
forma recurrente al Padre Grote (sacerdote alemán que provenía del movimiento
redentorista).
[29] Para un análisis del
reformismo liberal, ver Eduardo Zimmerman: Los liberales reformistas. La cuestión
social en la Argentina, Bs. As., Sudamericana-Universidad de San Andrés, 1995.
Ver: críticas que hace a este autor María Celia Bravo: Liberales … op.
cit.
[31] Una
vez trazado el plan para realizar el Código, Joaquín V. González se hizo cargo
de la mayor parte. Y encomendó la investigación a diversas personas: Dr. Carlos
Malbrán, Presidente del Departamento Nacional de Higiene y oros médicos de ese
organismo; Leopoldo Lugones, Miguel Ugarte, Enrique del Valle Iberlucea, José
Ingenieros, Pablo Storni, Juan Bialet-Massé, Augusto Bunge y Armando Claros.
Extraído de la nota 10 de Panettieri José: “El Proyecto de Ley Nacional del
Trabajo (1904)”, Trabajos y Comunicaciones, Universidad Nacional de La Plata,
N° 13, pág. 179. Para profundizar sobre este proyecto de código laboral, ver:
Panettieri J., Los trabajadores, ibíd., pp. 149-165.
[32] Alfredo Palacios, diputado por el barrio de
La Boca -debido a la reforma electoral de 1902 del ministro Joaquín V. González-
quien mantenía buenas relaciones con el ala liberal del roquismo.
[33] Juan Bialet-Massé, dictó una
conferencia el 3 de agosto de 1904 en la Sociedad Sarmiento. Concurrieron
principalmente dueños y administradores de ingenios. En donde defendió el
proyecto de ley del trabajo, del que es autor Joaquín V. González, y en el que
colaboraron varios intelectuales socialistas y otros especialistas. Aconsejo a
los patrones: “(…) a preocuparse del
estudio de la cuestión obrera y que redundarían, según sus demostraciones, en
provecho del industrial, des que el peón bien remunerado y bien alimentado
producirá más y mejor. “ Lamentó la desunión de los industriales, y de que
cada ingenio manejara las relaciones laborales a su manera. Y el propio comentarista
de El Orden se lamenta que los intelectuales presentes, no fueran a la
tribuna: “(…) para rebatir ideas diferentes” Citado por El Orden,
4.08.1904.
[35] Sobre
el tamaño de la mano de obra que trabajaba en la industria azucarera, existen
los siguientes datos: 2° Censo Nacional de Población (1895): 35.817 obreros en
época de zafra, cifra inferior a lo calculado que sería de 60.000 trabajadores;
Censo de Población de Tucumán (1908): 40.973 trabajadores, que en llegarían o
superarían el anterior guarismo. El 3° Censo Nacional (1914), indicaba 42.163
personas durante la zafra (cosecha), y serían obreros permanentes: 9.076.
Siendo la gran mayoría criollos, y los extranjeros entre 10/17 %. Citado en:
Emilio Schleh, La Industria Azucarera, Bs. As., Centro Azucarero, 1935,
capítulo: El obrero en los ingenios.
[36] Juan
Bialet-Massé, trata de forma pormenorizada en su Informe (1904), sobre las
condiciones de vida material de los trabajadores azucareros; tomo I: 197-232 (y
también de otros oficios de Tucumán), tomo II: 755-758, 769-835 y 997-1008. Daniel Campi,
realiza un síntesis sobre la época en la que tocó desenvolverse a Juan
Bialet-Massé en Tucumán, y sus apreciaciones contenidas en su Informe (1904):
“Bialet-Massé y los trabajadores tucumanos de azúcar”, ibídem.
[38] La huelga de junio de 1904, fue tratada en los
artículos de María Celia Bravo (2000) y Daniel Campi (2004), ya citados.
[39] La Prensa:
4-06-1904, p. 5-6: primero critica al proyecto de legislación laboral del
ministro González, y 7.06.1904: p. 6
–citando al diario El Orden- señala que se han producido “principios de
huelga” en los ingenios. Es interesante señalar con qué términos caracterizaron
los diarios, este movimiento social enre los años 1904-1907. El Orden lo
calificó como: perturbaciones, agitación, huelgas, problema obrero, cuestión
obrera, movimiento obrero, subversión, huelga de ingenios … Y La Prensa
lo tildó de: rebelión, conflictos, resistencia, falta de brazos, movimiento
huelguista …
[42] Patroni,
númen de la escisión socialista de la F.O.R.A. en 1903, como el militante
anarquista Diego Abad de Santillán (seudónimo), en su obra: La FORA. Ideología
y trayectoria del movimiento obrero revolucionario en la Argentina (1933),
Bs. As., Libros de Anarres, 2005. Patroni, realizó una enorme tarea de
organización, y levantamiento de datos, ayudado por el gráfico Manuel F.
Villarpando (Centro Cosmopolita de Trabajadores de Tucumán).
[43] Por ejemplo, en opinión de Melchor Bustamante que era
el propietario del ingenio San Miguel, “ (…) que los peones no tienen de que
quejarse; que viven bien; que si protestan lo hacen de puro vicio (…)”, La
Prensa, 15.06.1904, p.5, entrevista con Adrián Patroni, que había
conversado con el dueño de ese ingenio.
[44] Estando en conocimiento del
comisario -de V. Concepción- que se concretaría una ataque a Patroni, concurrió
a escoltarlo en la estación cercana al ingenio Santa Ana, con una comisión de
vecinos, en efecto, Hileret –dueño del ingenio Santa Ana- y sus “guapos” se
presentaron en la dicha estación, y éste amenazó de muerte a Patroni, para que
no volviera más por allí. Hecho denunciado en: La Vanguardia, 9.07.1904,
p. 1.
[47] Lucas Córdoba en su mensaje anual
ante la Legislatura
el día 19 de septiembre
de 1904, resumía el conflicto,
justificando sus acciones de gobierno y opinando sin ambages: “A fin se hizo sentir este año el primer
conflicto entre una fábrica de Cruz Alta y sus peonadas, en el que intervino la
policía en la forma que cumplía su deber según los reglamentos que la rigen.(…),
y el conflicto se resolvió, ensayando el Consejo de Conciliación proyectado en
la Ley Nacional del Trabajo y la huelga desapareció en 48 horas. (…)”, en
Emilio J. Schleh: Compilación legal sobre el azúcar. Legislación de Tucumán.
(Regulación de la Producción), Bs. As., Imprenta Ferrari Hnos., 1939, tomo IV,
pp. 143-144. Se debe agregar que el estado de conmoción que provocó este
conflicto, llevó a que el propio gobernador, elevara un proyecto a la
Legislatura (Orden del Día N° 42): del 6 de octubre de 1904: firmado por Lucas
Córdoba y su ministro Neftalí R. Montenegro. Sus fundamentos: “Mejorar las condiciones del obrero (…) En
el deseo de justificar, lo antes
posible, la justificada solicitud de los trabajadores (…) Poder Ejecutivo de
Tucumán.” Y por Ley del 5 de octubre
de ese mismo año, “Art. 1°: Todo patrón
está obligado a conceder descanso, con sueldo ó jornal, a sus obreros o dependientes
el día domingo, Art. 2°: compensar ese día de trabajo durante la semana.”
[50] La Prensa:
1.07.1904, pág. 6: Carlos Rougés (ingenio Santa Rosa), mantuvo una actitud cerril hacia los reclamos
de los trabajadores. Y se negó a recibir a Patroni. Ingenuamente este diario
tucumano creía que los obreros eran bien tratados en los ingenios La Corona y
Santa Rosa y por esa razón, no se verían afectados por el conflicto social, la
realidad le demostró su error.
[51] Las
motivaciones que fracturaron el frente azucarero que antes había apoyado a
Lucas Córdoba, fueron: políticas de irrigación, código rural, leyes machete
–limitación productiva- de 1902 y 1903, entre otras medidas de ese gobierno. En
consecuencia, los industriales que se vieron perjudicados por esas
disposiciones y leyes, crearon el partido Unión Popular, llegando al poder con
el Ing. Luis F. Nougués (ingenio San Pablo) en 1906. La Corte Suprema de la
Nación, declaró en 1903, las leyes que limitaban la producción. Sobre esta
cuestión, -tratada por Donna J. Guy,
Política azucarera argentina … íbid., pp. 142-143- fue estudiada en
profundidad por Maria Celia Bravo: “Las ‘leyes “machete’ y la ruptura del
frente azucarero tucumano”, ibíd., y otros trabajos de la autora citados
precedentemente.
[54] El Orden:
6.07.1904. Carta del administrador del
ingenio La Providencia, J. P. Moyano describiendo los hechos.
[55] Proyecto González; Consejo de
Conciliación: Congreso Nacional, Proyecto de Ley Nacional del Trabajo, D. S.
Diputados, pp. 94-147: “Título: XIV: “De
los tribunales de conciliación y
arbitraje, pp. 143-147, art. 438/art. 442: Consejos de conciliación: 1°
3 personas: uno en representación de los obreros, otra de los patrones, y ambos
designarán un tercero, que será el presidente” / “art. 444: En toda acta
de compromiso ante un consejo de
conciliación (…) cláusulas por las cuales se declare y títulos anteriores”;
ver: Panettieri, op. cit.
[57] Para realizar una clasificación de las modalidades de
propaganda/comunicación y de lucha, se ha basado en la tipología clásica de
George Rudé: Protesta popular y revolución en el siglo XVIII, Barcelona, 1978,
pp. 17-33. Y otros trabajos clásicos
referidos a la época preindustrial de Francia e Inglaterra, de G. Rudé y Eric
Hobsbawm. Junto a estudios y explicaciones de M. Z. Lobato, sobre características
de la protesta popular en Argentina; se recomienda de la misma autora, su
trabajo sobre literatura proletaria: La prensa obrera. Buenos Aires, 1890-1958,
Bs. As., Editorial Edhasa, 2008. Y sobre la ruralidad azucarera, Vanesa
Teitelbaum: Prensa, asociaciones obreras y demandas laborales (Tucumán
1896-1905), Americania, Revista de Estudios Latinoamericanos, Universidad Pablo
de Olavide de Sevilla, N° 1, enero 2001, pp. 195-218.
[58] Daniel Campi, ver sobre todo “tesis
doctoral” ya citada y “Captación forzada de mano de obra …”, ibíd., especialmente
cuadro sobre conflictos en el período 1880-1890.
[59] Patroni, visitó al gobernador Córdoba,
con el propósito de destrabar el conflicto, pero éste se excusó señalando: “(…) que se encontraba impedido de hacerlo,
por hallarse la mayor parte de los industriales en las filas de la oposición
[Partido Unión Popular]”, La Prensa: 18.06.1904,
p. 6.
[60] Incendio en
Los Ralos (Cruz Alta), se incendió la casa de negocios de los Sres. Avellaneda
y Terán. El siniestro se produjo a las 4 A.M. y la pérdida fue de 10 a 11.000
pesos. El negocio no estaba asegurado. El Orden: 4-08-1903.
[61] Patroni, fue se reunió en Cap. Fed., con algunos industriales nucleados
en el Centro Azucarero, La Prensa, 15.06.1904, p. 5.
[62] Los
industriales que se negaban a tratar con el delegado de la UGT y mejorar las
condiciones de sus trabajadores eran: Carlos Rougés (ingenio Santa Rosa), el
administrador J. P. Moyano (ingenio La Providencia, Río Seco), y otros ingenios
del sur. La Prensa: 15.06.1904, p. 5. El tiempo de huelga, fue
esmerilando esa actitud cerril, tal el caso de Melchor Bustamante (San Miguel)
y Belisario García (El Paraíso), que en una reunión con Patroni -en donde German Tülstrom representante de la
C.A.T., no realizó ninguna proposición-
ofrecieron pagar a sus peones: “45
pesos mensuales, sin pensión, lo que representa un aumento de 12 pesos.” La
Prensa: 24.06.1904, p. 6. Existieron varias reuniones entre industriales y
el delegado de la UGT, para acercar posiciones, que se realizó en el ingenio
Esperanza (Cruz Alta): La Prensa, 17.06.1904, p. 6.
[63] La violencia patronal se reflejó de diversas formas, entre ellas: el “malón” policial, contra los
peones del Centro Cosmopolita de Trabajadores del ingenio San Miguel. Este
atropello, generó la huelga de junio. La Prensa: 11.06.1904, p. 6.
[64] Fue como represalia a los obreros huelguistas del ingenio San Miguel
(Cruz Alta). La Prensa: 16.06.1904. “Ayer
[15.06.1904] fueron arrojadas de las viviendas las familias de los huelguistas,
habiendo pasado la noche casi todas ellas bajo los árboles á pesar de la baja
temperatura reinante. //Alrededor de ochenta huelguistas resolvieron regresar á
Santiago, de donde habían venido en busca de trabajo.// Otros que no cuentan
con recursos para pagar el pasaje de tren, dicen que se irán á pie.”
[65] Patroni denuncia que la policía redujo a prisión a varios peones del ingenio La Florida (Cruz Alta), que habían
abandonado sus trabajos para concurrir a la asamblea en Los Garcías, el día 19
de junio (1904). La Prensa: 20.06.1904, p. 5. En la redacción del
diario El Orden, se presentó: “ un
grupo de peones del ingenio ‘Lastenia’ [Cruz Alta] denunciando que habían sido
víctimas de violencias y amenazas, (…) uno de ellos, llamado Bravo, con una
herida en el pómulo izquierdo, (…) le fue inferida por el ex comisario
Contreras con el puño del revólver.” La Prensa: 27.06.1904, p. 6.
[66] Hileret, según
relató Patroni, se le acercó y le dijo que no volviera más a ese lugar, porque
no saldría vivo. La Vanguardia: 9.07.1904, p. 1.
[67] Estos temas surgen de la lectura del diario El Orden, entre los
años 1896 y 1904, y son recurrentes. El tema de la violencia social potenciada
por el alcoholismo, y los accidentes de trabajo, no han sido materia de
análisis en este trabajo, pero son factores presentes, que no se pueden obviar.
El problema de las lesiones que forma
parte de la accidentología laboral, ha sido tratada por Bialet-Massé, op.
cit.
Excelente. Trabaje con la formación del proletariado en Tucumán entre 1869 / 1890 y ahora inicio un estudio de caso de la huelga de 1904 y esto me sirvió como punta...me gustaría recomendaciones
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